TORREÓN, COAH.- La corrida de ayer en la Plaza de Toros Torreón, resultó llena de incidentes que dieron al traste con las expectativas del festejo.
Un encierro parejo y bien presentado envió José Miguel Llaguno, perteneciente a una dinastía de ganaderos de abolengo, y que dieron buen juego, sobresaliendo el tercero que mereció los honores de una vuelta al ruedo.
Antonio Urrutia (rosa y oro con remates en negro)
A su primero de la tarde, negro saíno de alegre salida, recibe el capitalino con verónicas despatarrado y remata con media; después de la palea con los montados ejecuta el quite de la mariposa que le es fuertemente coreado.
Con la muleta realiza pases por ambos lados frente un toro con buen tranco que tenía calidad pero el torero nunca lo entendió, y ante la imposibilidad de ligar tandas, recurre al desplante pueblerino, ejecuta una buena estocada que resulta fulminante para que el señor Vicuña, empleado de un comentarista de televisión local, acatara las órdenes de su patrón y otorgara una oreja.
Con su segundo, Amigo de nombre, Antonio estuvo voluntarioso y muy valiente, tanto en los péndulos como en su faena de muleta, que fue de aguante; se va tras la espada y deja media, que a criterio del comentarista valió una oreja.
?Pasión Gitana? (pizarra y negro)
El segundo lugar correspondió a Luis Ricardo Medina, el cual ejecutó las mejores verónicas de la tarde, rematando con media de cartel. Con la muleta, ante un toro que se quedaba corto por el lado derecho, y que por el izquierdo era infumable, Luis Ricardo insistió pero el toro se le coló y lo cogió de fea manera, para mandarlo a la enfermería. Antonio Urrutia mató el toro.
Mario Zulaica (blanco y oro)
Lo más torero de la tarde fue realizado el potosino Mario Zulaica, con su primer enemigo, al cual recibió con farol de rodillas y después de picado, regaló un quite por zapopinas, fuertemente aplaudido.
Con la muleta desparramó arte, al tirar del toro por ambos lados; se fue tras la espada y dejó una estocada completa que caló y luego del primer golpe de descabello, terminó su labor para recibir dos merecidas orejas; dio la vuelta al ruedo en compañía del ganadero.
Sus otros dos enemigos no cooperaron para el lucimiento.
Que haya seriedad
Es necesario pedir más seriedad, si van a cambiar al juez de plaza, que pongan a alguien que sepa de toros y que tenga carácter, ya que se vio que el pseudo juez recibía instrucciones desde el callejón, del que mangoneó la fiesta desde su trinchera.
