La Madre Teresa dijo una vez de sí misma: ?Mi sangre y mi origen son albaneses, pero soy monja católica de ciudadanía india. Tomando en cuenta mi profesión, pertenezco al mundo entero, pero mi corazón únicamente es de Jesucristo?. ?Nuestra tarea consiste en animar a cristianos y no cristianos a realizar obras de amor, porque toda obra de amor, hecha de corazón, acerca a las personas a Dios?. Su compromiso de misericordia radica en repartir amor por el mundo mediante el alivio del sufrimiento ajeno, a través de una congregación de sacerdotes y monjas que sirven a una comunidad en su mayor parte no cristiana, y que no obliga a las personas atendidas a convertirse a la fe católica.
La Madre Teresa explicó la necesidad de pobreza en su vida como una condición para su trabajo. ?¿Cómo podríamos conocer realmente a los pobres si no viviéramos como ellos? Si se quejan de la comida, podemos decirles que nosotros comemos lo mismo. La pobreza es un regalo maravilloso porque nos da libertad; significa que son menos los obstáculos que nos separan de Dios?. Al hablar de la caridad, utilizó frases como: ?Ama hasta que te duela? y ?Si te duele, es la mejor señal?.
A lo largo de los años, hombres y mujeres se han sentido impulsados a colaborar con el trabajo de la Madre Teresa. Han hecho los votos de pobreza, castidad y obediencia, añadiendo uno más que es el servicio sincero a los más pobres entre los pobres. Posterior a los votos, se someten a un largo proceso de formación para convertirse en miembros de pleno derecho de la Congregación de los Misioneros de la Caridad.
La Madre Teresa nos enseñó que ?si buscamos a Dios y no sabemos por dónde empezar, aprendamos a rezar y hagámoslo todos los días, porque Dios nos da fuerzas a través de la oración?. Ése es el tesoro que conservan en su corazón los que pertenecen a esta orden. De otro modo no se entendería cómo pueden soportar lo que cada mañana se les presenta. En sus inicios, la Madre Teresa y sus religiosas atendían a los moribundos en un lugar de reposo para peregrinos que acudían al templo de Kali. Situado en el corazón de la ajetreada zona de Kalighat, en Calcuta, el edificio se encuentra de hecho adosado al mismo templo. Una mañana, seguidores de esa religión, se amotinaron enfurecidos frente al templo para exigir a las religiosas que abandonasen el lugar porque pensaban que después de atender a los moribundos, ellas los bautizaban y los convertían al catolicismo. Repentinamente, empezaron a lanzar piedras contra la puerta, y con gritos amenazantes dieron un ultimátum a las religiosas para que desalojaran el lugar. Cuchillo en mano y bastante molesto, uno de los manifestantes penetró al recinto en donde las religiosas atendían a los enfermos y moribundos. Después de observar con sus propios ojos el trabajo noble, sincero y desinteresado que estaban realizando las monjas, se quedó callado, y de inmediato comprendió su error. Ellas en silencio limpiaban las llagas malolientes de los leprosos; daban de comer en la boca a varios ancianos moribundos; curaban y consolaban a una mujer que tres días antes había sido arrojada a la basura por sus propios familiares, y los gusanos comieron parte de su cuerpo. Aturdido e impactado por lo que había visto, el hombre salió a la calle y con un enérgico ademán hizo que las multitudes se callaran. Posteriormente dijo: ?Cuando sus madres, sus esposas, sus hermanas y sus hijas, hagan lo mismo que estas mujeres están haciendo con los moribundos e indigentes, yo personalmente les diré a esas religiosas que se vayan?. Al escuchar aquello, enfundaron sus navajas, arrojaron al suelo las piedras que llevaban en las manos y se retiraron del lugar. A partir de ese momento, ya no volvieron a molestarlas.
En su rico legado, la Madre Teresa nos dijo: ?la peor enfermedad que acecha hoy en día al mundo occidental no es el cáncer, la leucemia, o el SIDA; es el hecho de no ser deseado, de que nadie nos ame ni se preocupe de nosotros. Hay muchas personas en el mundo que fallecen al no tener un trozo de pan, pero hay muchas más que se mueren por un poco de amor?. Las hermanas son gente que trabaja en las calles. Ellas rezan mientras caminan, cuando se dirigen a visitar familias, a asistir a un niño moribundo o a llevar medicinas a los que las necesitan. Los pacientes de lepra saben en la actualidad que su padecimiento es curable. Ya no tienen por qué desaparecer y esconderse por sufrir esa enfermedad, y eso significa que la familia puede seguir viviendo bajo el mismo techo sin miedo a infectarse.
A los pobres los miran con compasión. Saben que ellos tienen hambre no sólo de comida, están hambrientos de ser reconocidos como seres humanos. Evitan juzgar a las personas, ?porque si las juzgamos no les estamos dando amor?. Cuando las personas que están acostumbradas a ser rechazadas y marginadas ven que son aceptadas y amadas por otros, cuando se dan cuenta de que otras personas les están dedicando su tiempo y su energía, eso les transmite el mensaje de que no son escoria.
Al principio, los que llegan enfermos de SIDA están muy asustados. Les resulta difícil afrontar el hecho de que van a morir. Pero cuando ven que en ese lugar se encuentran otras personas que viven sus últimas horas, les hace cambiar de actitud. En cierta ocasión, un hombre que estaba infectado de dicha enfermedad comentó: ?Sé que cuando me esté muriendo, estaréis ahí tomándome de la mano y por lo tanto me tranquiliza saber que no voy a morir solo?.
Para todos aquéllos que sienten de alguna manera el llamado a la caridad, la Madre Teresa les dice: ?Una vez que comprendamos el gran amor que Dios nos tiene, debemos entender que el amor empieza en casa. Primero la familia y luego todos aquéllos que nos rodean. Es fácil amar a personas que se encuentran lejos, pero no siempre resulta fácil amar a los que viven con nosotros?.
La Madre Teresa y sus religiosas que se encuentran esparcidas actualmente en más de cien países, ofrecen un servicio sincero y gratuito a los más pobres entre los pobres, y reconocen que el hacerlo supone un auténtico regalo de Dios. Constantemente suplican a los médicos de los hospitales que no maten jamás a un niño, a pesar de que la madre tenga la intención de abortar. Si nadie los quiere, ellas se quedan con él y posteriormente le buscan un hogar para que sea adoptado.
Nuestra querida Madre, que ahora se encuentra en espíritu entre nosotros y nos envía muchas bendiciones desde el cielo, nos dice: ?Amaos los unos a los otros como Dios nos ama a todos. Jesús vino para darnos la buena nueva del amor de Dios, y quiere que nos amemos también. Cuando llegue el momento de morir, le escucharemos decir: ?Entra y toma posesión del Reino preparado desde el principio de los tiempos, porque cuando tenía hambre me diste de comer, iba desnudo y me vestiste, estaba enfermo y me visitaste. Lo que hiciste al más pequeño de los míos, me lo hiciste a Mí?.
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