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Más Allá de las Palabras / UNA CADENA DE ORACIÓN

Jacobo Zarzar Gidi

El año pasado escribí en esta columna periodística la historia de un amigo mío que se llama Héctor y que le detectaron cáncer en el pulmón izquierdo, a pesar de que nunca fumó. Él asiste los domingos por la mañana a una mesa de café en la cual se platica únicamente de valores y de temas espirituales que son de gran trascendencia. A todos los que en esa hora nos reunimos, nos dicen ?los sobrevivientes?, porque hemos padecido o padecemos alguna grave enfermedad que nos ha tenido o nos tiene cerca de la muerte, y como consecuencia, nuestro cuerpo y nuestro espíritu ha pasado por un crisol que nos permite comprender mejor a los que sufren.

La enfermedad fue en un principio devastadora para Héctor. La quimioterapia le ocasionaba vómitos, malestares en todo el cuerpo, pérdida de apetito y caída de cabello. Se sentía tan débil y enfermo, que su esposa Rosy tenía que cargarlo en su espalda para moverlo de un sitio a otro de la casa. En los momentos de mayor angustia, cuando todo parecía estar perdido, Héctor y Rosy se dieron mutuamente muestras de fortaleza y de amor, y ella tuvo muy presente las promesas matrimoniales, que muchas parejas olvidan al ver a su cónyuge gravemente enfermo.

Durante todo ese tiempo, que se transformó para ambos en un calvario, Héctor reunió y organizó a varias personas enfermas también de cáncer para darles ánimo e invitarlas a que no se dejaran vencer. A los asistentes les hacía ver -entre otras cosas- que no son los únicos que sufren y que pueden mejorar en su salud si ven el futuro con optimismo. Les enseñó a vivir la vida minuto a minuto y que cada día lo disfrutaran como si fuera el último. Les marcó el camino para ser agradecidos con Dios, recordándoles que cada amanecer en el que ellos participen es una bendición que no todos tienen.

Después de mucho batallar con su enfermedad y de encontrarse al borde de la muerte, a mi amigo Héctor le dieron una gran noticia: la sombra maligna del cáncer ya no aparecía en las radiografías de su pulmón. Todos nos alegramos mucho, lo felicitamos una y otra vez, compartimos con su familia esos momentos de felicidad, y comprendimos por enésima vez que entre el dinero y la salud, es mucho más importante la salud. A pesar de haberse liberado de la terrible amenaza, no se olvidó de los desvalidos, continuó animando a personas que se encontraban deprimidas por esa grave enfermedad que tanto abunda entre nosotros... y a todos les dio fortaleza al ciento por uno.

Con el tiempo, Héctor recobró las fuerzas que había perdido, su cabeza volvió a cubrirse de cabello y su piel recuperó el color que antes tenía, incluso se vistió con camisas de colores fuertes y alegres en donde aparece un sol radiante con dibujos de palmeras. Posteriormente consiguió un trabajo eventual, y de esa manera ingresó un poco de dinero al hogar.

Hace 20 días, Héctor acudió a su chequeo normal con el mismo doctor que tiempo atrás le diera tan grata noticia. Para completar la revisión, le pidió nuevas radiografías de diferentes órganos de su cuerpo, y cuando las tuvo entre sus manos, el médico se quedó frío. El cáncer había regresado en forma violenta y ahora lo tiene en los dos pulmones y también en el hígado. ¡Hasta el más fuerte se derrumba con esa noticia por demás demoledora! Cuando me contó lo sucedido, me dijo: ?y ahora ¿quién motiva al motivador??. Es cierto, en esos momentos el ser humano necesita una ayuda especial que únicamente puede provenir de Dios. Por más que nosotros sus amigos nos hagamos solidarios, no es suficiente para levantarlo. Es por eso que ahora pido se forme con la generosidad de ustedes los que leen esta columna, una gran cadena de oración para que el Señor de la Vida le otorgue toda la fortaleza que va a necesitar, y si conviene -para obtener una mayor gloria de Dios- que lo sane.

La mayoría de las personas que saben que se está rezando por ellas, no esperan un milagro en su curación física, pero sí encuentran que una fuerza sobrenatural brota al saber que otros los están apoyando con sus oraciones. Cuando nos preguntamos por qué entre los enfermos graves, unos sobreviven y otros no, no encontramos una respuesta satisfactoria, pero en varias partes del mundo se siguen analizando y cuantificando los efectos de las oraciones en la salud, que vienen a sumarse a los conocimientos científicos. Varios estudios han demostrado que las personas a las que se les ha estado apoyando con oraciones y al mismo tiempo se les ha dado medicina y terapia, se han mejorado más que aquéllas a las que únicamente se les aplicó el tratamiento recetado por un especialista. Aquéllas se recuperaron en más corto tiempo y con menos complicaciones que a las que no se les rezó.

También se ha descubierto que las personas que tienen una mayor espiritualidad y oran constantemente, tienen posibilidad de vivir un número mayor de años. El permanecer unidos a Dios sintiendo su presencia nos permite aliviar la ansiedad, las preocupaciones inútiles y las enfermedades psicosomáticas que acortan nuestra vida.

El tema de las oraciones permanece prácticamente inexplorado, por la gran atracción que ejercen en nosotros las cosas materiales. Sin embargo, es importante unir nuestro paso temporal por este mundo, con la vida eterna, que nos aguarda a la vuelta de la esquina, y eso únicamente lo podemos conseguir con la oración.

Hagamos una gran cadena de oración por Héctor, para que siga siendo el gran motivador de los enfermos de cáncer; para que su voz no se apague y continúe ayudando a todos aquéllos que les diagnostican esa terrible enfermedad; para que los desamparados de la salud encuentren consuelo en sus palabras generosas y puedan al mismo tiempo ayudar a otros con los cuales se han hermanado en el dolor.

zarzar@prodigy.net.mx

jacobozarzar@yahoo.com

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