DALLAS, TEXAS.- Cuando más lo necesitaban, los Mavericks de Dallas emprendieron un ataque despiadado, que impuso un récord de la Liga Nacional de Baloncesto (NBA, por sus siglas en inglés), en su primer partido realmente notable de la postemporada.
Además lo hicieron sin que el alemán Dirk Nowitzki haya recuperado su puntería. Ahora se enfrentarán a Phoenix que deberá tener en cuenta la peligrosidad de los Mavs a la ofensiva.
Jason Terry encabezó el ataque y Josh Howard apuntaló la defensiva contra Tracy McGrady, para que Dallas tomara una gran ventaja en los primeros minutos y la conservara en el resto del partido. Los Mavericks propinaron una paliza descomunal de 116-76 a los Rockets de Houston, la noche de ayer, para ganar la serie.
Fue la peor paliza registrada en el séptimo partido de una serie de postemporada en la historia de la NBA.
Terry anotó 21 de sus 31 puntos en la primera mitad, mientras que Howard obligó a que McGrady fallara seis de sus primeros siete disparos. Aunque McGrady totalizó 27 puntos, encestó 10 de 26 tiros, en un intento desesperado por hacer que los Rockets remontaran.
Frustrado al ver que su intento era vano, McGrady dio un puñetazo al aire y estuvo a punto de golpear a un árbitro. Su compañero Mike James también cayó en la desesperación, y fue echado en el último minuto del tercer periodo, por discutir una jugada.
Dallas ganaba por 15 puntos, gracias a un triple de Terry en el comienzo del segundo periodo. Fue la mayor ventaja de los Mavs en lo que iba de la serie, pero la paliza apenas comenzaba a tomar forma.
La diferencia era de 24 puntos antes del intermedio y se amplió a 28 antes del tercer cuarto. Poco después, la ventaja fue de 30 puntos, y para entonces, la única duda que quedaba en el encuentro se refería a cuántos récords impondrían los Mavs con su ataque inmisericorde sobre unos Rockets derrumbados.
Dallas tuvo su victoria por mayor margen en un partido de postemporada, y propinó a los Rockets la peor paliza en la historia del club.
La diferencia en el marcador rompió el récord de 39 puntos para un séptimo duelo, impuesto por los Bombers de San Luis, cuando vencieron por 85-46 a los Warriors de Filadelfia, en el último compromiso de las semifinales de liga de 1948.