México, (Notimex).- El 84 por ciento de los capitalinos prefiere realizar otras actividades como ver la televisión o hacer deporte, que leer un libro, lo cual obedece al rezago educativo y la falta de promoción a la lectura, reveló una encuesta realizada por la Dirección General de Estudios sobre Consumo, de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco).
La "Encuesta sobre hábitos de lectura 2005", realizada del 13 al 21 de abril del presente año a residentes del área metropolitana de la Ciudad de México, establece que sólo el 16 por ciento de la población dijo tener preferencia por la lectura en sus ratos libres.
Los entrevistados, explica el documento, manifestaron su preferencia a otras actividades como ver televisión (27 por ciento); hacer deporte (el 15); escuchar música (el 12); salir con amigos o familia (el 9); hacer manualidades (el 6) y otras que no especifica (el 5).
Publicado en la página de Internet de la Profeco, el documento explica que de los mil 133 entrevistados, poco más de la mitad consideró que su gusto por la lectura es regular o nulo y aquellas que tienen mayor inclinación por esta actividad son las que obtienen ingresos mensuales mayores a los nueve mil 502 pesos.
Agrega que quienes tienen mayor nivel educativo, son quienes manifestaron tener mayor gusto por la lectura, pues el 80 por ciento de los entrevistados que dijeron tener un posgrado y el 62 por ciento con licenciatura, expresaron leer mucho.
El 50 por ciento de los normalistas reconocieron leer mucho y el restante dijo leer regularmente; en cambio, el 25 por ciento de los entrevistados que sólo cuentan con estudios primarios aceptaron no leer nada, mientras que el 14 por ciento de los que tienen estudios de secundaria tampoco lo hacen.
Del mismo modo, las personas que ganan hasta cuatro mil 72 pesos mensuales, son las que menos leen libros por iniciativa propia, bajo el argumento de que no tienen tiempo y porque no les gusta leer.
El artículo "Consumo de libro en México. Cómo leer y por qué", publicado en el número 341 de la revista del Consumidor en julio pasado, explica que en Japón el 91 por ciento de la población tiene el hábito de leer.
Le sigue Alemania, con el 60 por ciento; Francia, con el 57 por ciento; España, con el 39 por ciento; Chile, el 18; Argentina, el 17, y México con el dos por ciento.
"Podríamos pensar que la caída en el poder adquisitivo de la población, así como la piratería y el fotocopiado son los culpables de que libreros y editores no incrementen sus ventas. Los resultados de la encuesta indica otra cosa", señala el artículo al referirse al caso de México.
Libros hay, muchísimos, buenos y gratuitos, en las seis mil 810 bibliotecas públicas del país registradas hasta la fecha en la red del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), de las cuales 406 se ubican en la Ciudad de México.
La encuesta revela que sólo el dos por ciento de los entrevistados lee en esas bibliotecas, mientras que el 80 por ciento reconoció que jamás en su vida las ha visitado.
¨A caso la gente lee en internet?, lanza la pregunta el artículo firmado por Julieta Arévalo. "Un abrumador 94 por ciento de los encuestados dijo que no. Entonces ¨compramos libros piratas?", a lo que responde que "en el país de los amantes de la piratería, sólo el 19 por ciento de los encuestados ha comprado alguna vez un libro pirata (lo cual no garantiza que los haya leído) y lo han hecho por el precio, un 35 por ciento dijo que ni siquiera sabía de su existencia y el 30 por ciento estaba consciente de que se trata de ediciones incompletas y de pésima calidad".
El sondeo realizado entre jóvenes estudiantes revela que el 63 por ciento declaró abiertamente que no leen por iniciativa propia, pues les da flojera, los libros les parecen aburridos, no les crearon el hábito desde niños, no tienen tiempo o simplemente no les llama la atención.
Al respecto, el escritor y promotor de la lectura Felipe Garrido explica que el problema de la falta de interés por la lectura está íntimamente ligado con el sistema educativo.
"Los intentos que se han hecho por mejorar este estado de cosas ha sido más bien tibios, ya que la escuela siente que para formar lectores tienen que sacrificar lo que para ellos es su misión más importante: estudiar y evaluar los estudios", explica el autor de libros infantiles como "Tajín y los siete truenos".
En ese sentido, el escritor propone establecer al interior de la escuelas un espacio semejante a los recreos, donde se lea por gusto una hora a la semana, que se realice una mejor selección de libros; capacitación para los maestros y que se motive y no se obligue al niño a leer en casa.
"Hay que aficionar al niño poniendo libros a su alcance, que vea leer a sus familiares, leer para él y convertir la lectura en tema de conversación, no en interrogatorio, tiene que ser como cuando se platica una película", concluyó el promotor.
