Llegaron, se saludaron y se despidieron. Los presidentes Fox y Bush y el primer ministro canadiense Martin, enfocaron sus esfuerzos, tal y como estaba programado, a dos grandes asuntos: la seguridad y el intercambio comercial. La agenda mexicana simplemente tendría que esperar.
Es el diputado priista, Carlos Jiménez Macías, secretario de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara Baja, quien resume el sentir de muchos mexicanos sobre los resultados de la cumbre trilateral: “México se convirtió, una vez más, en convidado de piedra ya que el tema migratorio salió de la agenda de trabajo”. Y tiene razón, ya que el combate frontal al terrorismo y el explorar hasta dónde se puede llegar para lograr que Estados Unidos sea un país cien por ciento libre de amenazas exteriores, es un tema prioritario para nuestros vecinos del norte, pero para los mexicanos es la migración que alimenta la abismal desigualdad entre dos economías, el asunto que reclama la máxima prioridad en la relación bilateral.
Tan simple como que desde que llegó Fox al poder, a la fecha, cada mes han emigrado a Estados Unidos 50 mil mexicanos, el 85 por ciento de ellos de manera ilegal. Los datos disponibles refieren que casi 2.9 millones de connacionales cruzaron la frontera, lo cual representa un flujo anual de 575 mil personas y de ese total, sólo 90 mil lo hicieron con documentos.
Ante la contundencia del panorama migratorio, Rodolfo Tuirán, subsecretario de Sedesol realiza un par de precisiones: En los últimos años, se ha detectado una reducción de la migración temporal, la cual ha sido sustituida por una migración a largo plazo; mientras que hace diez años la estancia promedio de los migrantes era de seis meses máximo en Estados Unidos, hoy es de 13 meses.
Pero el asunto, con toda su complejidad y urgencia, tendrá que esperar. Lo único concreto que deja la reunión de Waco -y que seguramente no dejó muy satisfecho a Fox- es la afirmación de Bush de que está dispuesto a trabajar con el presidente que los mexicanos elijan en 2006, sin importar la corriente política a la que pertenezca.
