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Migración| ?Prefiero arriesgar la vida que sufrir acá en México?

Leopoldo Ramos

La muerte no hace diferencias entre mexicanos y centroamericanos: INM.

Jóvenes piden ?que Dios les cierre los ojos a los agentes de la Patrulla Fronteriza para que no nos vean?.

El Siglo de Torreón

PIEDRAS NEGRAS, Coah.- Los cuatro son jóvenes. De hecho, ninguno llega a los 25. No se conocen y si acaso se saludan distantes a la orilla del Río Bravo, frente a camionetas y helicópteros de la Patrulla Fronteriza que los aguardan ansiosos al otro lado de la frontera.

Seguramente es la primera ocasión en que se ven las caras, pero las vidas de los hondureños Emilio Lagos y Luis Noé Benítez, así como la de los mexicanos Eduardo Vázquez y Mauricio González se encuentran llenas de coincidencias.

Lagos tiene 22 años de edad y se atrevió a salir de su país hace un par de meses para intentar llegar vivo a la frontera entre Coahuila y Texas y posteriormente cruzar nadando el Río Bravo.

Como miles de hondureños, este joven de 22 años de edad, con la piel tostada por el Sol y la voz tenue quizá por el cansancio, tiene en claro que la única alternativa de subsistencia para él y su familia, es arriesgar la vida para llegar a Estados Unidos y trabajar a cambio de unos cuántos dólares la hora.

?En mi país hay mucha pobreza, a veces el precio del salario es barato, no nos aumentan y sólo nos alcanza para la comida?, relata.

-¿Es entonces cuando dices: vale la pena luchar por el sueño americano?-, se le pregunta mientras acomoda la camisa y los zapatos dentro de la pequeña mochila color azul, cubierta con plástico para evitar que un par de horas más tarde, cuando intentará cruzar nadando la frontera internacional, el agua vaya a mojar sus vestimentas.

?Quizá este no es un sueño, sino una pesadilla, porque lo que sufre uno en el camino es bien difícil?, dice pensativo.

Hasta ahora Emilio Lagos no sabe que aquel joven de estatura baja, de piel morena y cabello ondulado que se encuentra a unos metros de distancia, como él, salió de Honduras hastiado de la miseria.

Se trata de Luis Noé Benítez, quien en su rostro conserva rasgos de niño, los cuales contrastan con sus 20 años de edad.

Como Emilio, Benítez viajó desde Honduras hasta Piedras Negras -la llamada ?Frontera Blanca?- como polizón a bordo de un tren de carga. Para llegar hasta acá tuvo que sobrevivir a los riesgos de caerse de los vagones, pero también a los de ser atacado y vejado por guardias privados, policías y militares, que en los últimos años se han dedicado a agredir a los centroamericanos que se encuentran en México de manera ilegal.

?Es cierto, hay muchos riesgos, viene uno peligrando la vida arriba del tren, pero yo no tengo miedo porque voy en busca del sueño americano, de trabajar y de sacar a mi familia de la pobreza. El sólo recordar cómo vive mi madre y mis hermanitos en Honduras, me da la fuerza suficiente para seguir adelante, aun a costa de poner en riesgo mi propia vida?, señala.

Justo debajo del Puente Internacional Uno de esta fronteriza ciudad, a unos metros de las piezas de acero que sostienen el paso del ferrocarril que va hacia el norte, se encuentra sigiloso Eduardo Antonio Vázquez, de 24 años de edad y originario de Veracruz.

De hecho, Vázquez viene llegando a esta ciudad. Hace unos días se estableció en Nuevo Laredo, pero después de varios intentos infructuosos por cruzar el río, decidió buscar una ruta menos riesgosa.

?Allá el río está más hondo y además hay mucha vigilancia, por eso me vine a asomar acá. Yo quiero llegar a Estados Unidos para trabajar y para ver si puedo salir adelante, porque en mi tierra está muy ?frío? el trabajo?, señala.

-¿Pero no crees que los riesgos están a lo largo de toda la frontera?, se le pregunta.

?Eso es cierto, a donde quiera que va uno hay riesgos, pero a mí me late cruzar por aquí, además, tengo mucha fe en Dios en que sí lo voy a lograr?.

Con la misma determinación se encontraba el duranguense Mauricio González Sánchez, quien a sus 22 años de edad ya ha cruzado como ilegal en ocho ocasiones.

De hecho, la última, a principios de este año, fue capturado por agentes de la Patrulla Fronteriza y sometido a un juicio legal que lo mantuvo en prisión durante cuatro meses.

?Me agarraron y como ya era reincidente, pues me abrieron juicio. Ahora voy a cruzar de nuevo, tengo necesidad de trabajar, aunque si me vuelven a pescar me voy a ir a Boston (a la cárcel) durante unos ocho meses?, advierte.

Dice que en Durango no hay trabajos y los pocos que existen pagan muy poco. Por ello ha decidido cruzar una y otra vez la frontera; si bien está consciente de los riesgos, dice: ?si lo logro, pues qué bien, ya la hice y si no, pues ni modo, que sea lo que quiera Dios, pero yo prefiero arriesgar la vida que estar sufriendo acá en México?.

Cuando recién salió de la adolescencia, Mauricio se enlistó como raso en el Ejército. Tal vez por eso tiene conciencia de uno de los peores momentos políticos que el país ha tenido en su historia.

?Al Gobierno le conviene que sigamos habiendo pobres, porque sabe que sin educación no vamos a poder reclamarle nada, no vamos a saber cómo pedirle que nos respete nuestros derechos. Tal vez por eso mataron a Colosio, porque sabían bien que él sí nos iba a alivianar bien, sabían que él si iba a velar por los jodidos?.

Como ya son varias las ocasiones en que ha pasado por esto, Mauricio no tiene necesidad de contratar un ?pollero?. Conoce bien las rutas y la estrategia que debe seguir para conseguir cruzar la frontera.

Entrevistado durante el mediodía del viernes 17, comparte su estrategia:

?Ahorita voy a esperar a que se empiece a meter el Sol, voy a cruzar nadando y me voy a esconder toda la noche entre los carrizos que están a un lado del río. Cuando amanezca me voy a ir al centro de Eagle Pass ?ciudad texana que es fronteriza con Piedras Negras? me voy a confundir con los mexicanos que van allá de compras o a trabajar y poco a poco me voy a ir acercando a la terminal del tren.

?Si todo sale bien, me trepo a uno de los vagones que me va a llevar hasta el norte, hasta mero adentro y allá, a donde llegue, voy a buscar trabajo. Al fin den cuentas sé trabajar, soy buen mecánico y sé reparar los tractores. Por eso casi nunca batallo para encontrar trabajo en algún rancho?.

-¿De verdad no tienes miedo que te agarre de nuevo la Border Patrol?-

?Te digo que si me llegan a agarrar otra vez me van a meter ocho meses a la cárcel, pero no, la verdad no les tengo miedo, porque a los de la migra también se les duerme el gallo o a lo mejor Dios les cierra los ojos pa? que no nos vean?.

A mitad del año, igual que estos cuatro jóvenes, son miles los que arriban a Piedras Negras y Ciudad Acuña bajo condiciones anímicas y económicas sumamente endebles.

Son mexicanos y centroamericanos que prefieren morir antes que seguir viviendo bajo condiciones de pobreza sumamente graves. Tal vez muchos de ellos no conseguirán el éxito en la única alternativa de sobrevivencia que tienen y correrán la misma suerte que los 20 migrantes muertos en el curso del año en esta ciudad.

Y es que sin ofrecer datos detallados, el Instituto Nacional de Migración considera alarmante el incremento en el flujo migratorio por las dos ciudades fronterizas de Coahuila.

?Conforme se retiró el frío y aprieta el calor, el flujo de migrantes aumenta?, señala la abogada Claudia Huitrón, subdelegada del INM en esta frontera.

La funcionaria federal reconoce que son altos los riesgos que corren quienes deciden cruzar el Río Bravo como ilegales, pero a su juicio la desfortuna no distingue la nacionalidad de los interesados en alcanzar el sueño americano.

?El riesgo es tan grande para los mexicanos como para los extranjeros. Hemos tenido algunos fallecidos, ha habido ahogados y deshidratados y sí estamos hablando de un número alarmante, pero las inclemencias del tiempo y el cansancio no perdonan, es decir, la muerte no hace diferencias ni entre mexicanos ni entre centroamericanos?, menciona.

Sin embargo, en opinión de la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Coahuila, Miriam Cárdenas Cantú, las desventajas son mayores para quienes atraviesan la República Mexicana en su intento por cruzar a Estados Unidos y que provienen de países centroamericanos.

?A veces se nos olvida que como mexicanos nos indignamos por el trato que reciben nuestros connacionales en Estados Unidos, recibimos las noticias sobre la forma en que los tratan y las reprochamos, pero el buen juez por su casa empieza y debemos dar un trato humanitario, respetuoso a la dignidad del ser humano a cualquier persona que se encuentre en nuestro territorio nacional, independientemente de su condición migratoria?, considera.

Advierte que el fenómeno migratorio debe ser entendido y comprendido de una vez por todas por los habitantes de estados que como Coahuila, resultan atractivos para el paso de miles de centroamericanos rumbo al norte.

?En el estado de Coahuila cada vez son más los casos que vemos de agresión a migrantes y es porque están cerrando las fronteras en otros lados, se están atreviendo a construir muros e incluso están permitiendo que existan grupos ciudadanos que no es más que quien está ejerciendo exceso de justicia por su propia mano.

?Coahuila es el cuarto estado en las preferencias de los migrantes para llegar al vecino país del norte, pero estas condiciones pueden alterar ese factor y convertirnos en uno de los principales estados favoritos para pasar y de esto debe estar consciente la sociedad y estar preparada para cómo enfrentar y cómo tratar a estas personas que no son delincuentes?, señala.

Y es que si bien reconoce que algunos de los migrantes de países de Centroamérica se encuentran ligados al crimen organizado o a peligrosas pandillas, menciona que la mayoría de los transeúntes son gente deseosa de trabajar y de mejorar las condiciones de vida propias y de sus familias.

?La mayoría de los migrantes centroamericanos es como los nuestros, que pasan para buscar una fuente de empleo, que quieren un sustento para su familia y que no son delincuentes sino trabajadores y que no obstante a esto son agredidos y hasta pierden la vida. Es un problema al que no le ha dado la atención el Gobierno Federal?, puntualiza.

Lo cierto es que mientras las autoridades de todos los niveles de Gobierno no terminan de ponerse de acuerdo en las formas para evitar las agresiones contra migrantes, el flujo de mexicanos y centroamericanos por Ciudad Acuña y Piedras Negras al buscar mejores expectativas de vida, es cada día mayor.

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