La Navidad es sin duda la época más bonita y esperada del año, es el tiempo en el que hemos reconocido tradicionalmente la venida del Salvador; de hecho la palabra Navidad viene de una contracción de la palabra Natividad; Natividad del Señor.
Con la llegada de la promesa hecha desde nuestros primeros padres, el mundo vio por primera vez la posibilidad de la Redención, y aunque no fue aceptado por todos aquéllos que conocían de su venida, ?El señor vino a los suyos, pero los suyos no lo comprendieron?.
Finalmente la promesa se cumplió, al haber nacido el Mesías de la casa de David: ?El verbo se hizo carne y habitó entre nosotros?.
Su venida trastoca todos los órdenes establecidos para aquel tiempo; nadie imaginaría que siendo Rey y Dios nacería en un pesebre con toda la humildad y pobreza posible a su alrededor a pesar de que ya lo habían anunciado los profetas. Para la mayoría de los judíos celosos guardianes de las escrituras del Antiguo Testamento les era inverosímil su llegada en esas circunstancias, especialmente con su pueblo que habiendo sufrido durante tantas generaciones guerra, hambre, destierro y vejaciones, esperaban la llegada de un Rey terreno con gran poder político, económico y sobre todo guerrero para rescatarlos del yugo de los romanos. Quirino era el gobernador romano de Siria y el rey de Judea era Herodes Agripa protegido de los mismos romanos.
El tiempo del cumplimiento de las escrituras llega cuando el emperador romano César Augusto ordena un censo en todo el imperio; así el Señor San José y la Virgen María salen de Galilea rumbo a Nazaret en Judea para empadronarse y nace Jesús en Belén de la casa de David.
Nuestro Señor Jesucristo ve su primera luz en las condiciones más paupérrimas, pero su grandeza mueve los astros para indicar el sitio de su alumbramiento por medio de una gran estrella que vista desde el Oriente, atrae a los Reyes Magos que acuden para adorarle. También lo acompaña un cortejo de ángeles que se presenta a los pastores de la región que pasaban la noche en el campo y a quienes se dirigieron diciéndoles: ?No teman, porque os doy la buena nueva de una acontecimiento que causará una gran alegría a todo el pueblo, a saber: hoy os ha nacido en la ciudad de David el Salvador, el cual es el Cristo Señor. Os doy estas señas: hallaréis un niño envuelto en pañales y recostado en un pesebre?.
De repente se juntó una muchedumbre de ángeles del ejército de los cielos, los cuales alababan a Dios diciendo: ?Gloria a Dios en los altísimos cielos y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad?.
Bello mensaje que pone al Señor Dios por delante de todas las cosas de los hombres, de todos los intereses, de todas las mezquindades, para poder elevar la trascendencia de nuestros pensamientos y nuestras obras y enaltece la buena voluntad, la compasión y la solidaridad que se debe tener en la humanidad.
Indudablemente que la Navidad no sólo son fiestas, jolgorio y regalos, también tiene sus valores y momentos de reflexión, recordemos que a partir de entonces se dividió a la historia en: Antes de Cristo y Después de Cristo.
Aprovechemos estos días de reunión familiar para que en una sana convivencia, también se pueda meditar en esa gran historia de la humanidad que hemos conocido a través de varios milenios especialmente por las Sagradas Escrituras-Biblia-, y como Nuestro Señor Jesucristo como actor principal de la misma, nos ha llevado de la mano urgiéndonos a la realización de un mundo mejor, más justo, más equitativo, más solidario, en armonía, con tolerancia, sin guerras ni violencia, sin discriminación, en suma una mejor sociedad.
Ustedes tienen la palabra y todos tenemos la responsabilidad de lograrlo.
?Dar de sí antes de pensar en sí?.
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