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Minuto Rotario / LA NUEVA CULTURA DE LOS JÓVENES

Dr. Ignacio Méndez Lastra

(Segunda parte)

Ante el estado actual de la observación de conductas que hemos efectuado entre los jóvenes en los últimos diez años, en donde con tristeza y frustración vemos en ellos una falta total de conocimiento de las circunstancias de su comunidad y de su país, no hablemos de los problemas del mundo entero, de los sistemas económico-políticos que nos rigen, porque aparte del ?chateo? entre amigos extranjeros que únicamente sirven para el escarceo amoroso cibernético, no conocen los problemas más ingentes de sus conciudadanos; una apatía grave se cierne sobre ellos para recibir información doctrinaria o ideológica que les lleve a hacer planteamientos para una mejor manera de vivir, de plantear una escala axiológica que les pueda servir para ser mejores personas, más dignas, más humanas; de no verlos interesados solamente por lo material, por adquirir dinero, poder o placer. De utilizar constantemente la ?ley del menor esfuerzo? y así avanzar casi sigilosamente en sus estudios o en su trabajo. Sin pasión, sin dolor, sin altos ideales. Sólo llevados por la atonía de una voluntad poco forjada, poco exigida por quienes los educan, poco templada por los tiempos del hedonismo.

En este momento conviene reflexionar, de quién es la culpa de lo que está sucediendo con nuestras últimas generaciones de jóvenes, no sólo por el afán morboso de endilgar esta desventura social a un determinado grupo, sistema o programa dolosamente maquinado para terminar con lo mejor de nuestra sociedad que son los ideales y proyectos de los jóvenes; sino para ir viendo algunas soluciones que puedan ser viables y empezar a poner algunas medidas de remediación antes de que sea demasiado tarde y la sociedad se encuentre con líderes ya domesticados, ya castrados por el confort.

Ese ser ?light?, vive un ambiente familiar de soledad, con padres que trabajan todo el día, en tanto ellos ocupan su tiempo en la pantalla de televisión, en la computadora, o bien con amigos en juegos electrónicos, dejando a un lado la lectura y la posibilidad de alimentar la imaginación y creatividad; en ese aparente entretenimiento caen en las garras de quienes desean cautivarlos para venderles, explotarlos materialmente, aún cuando vaya de por medio la necesidad de idiotizarles.

La sociedad tiene como núcleo central de su conformación a esa gran estructura fundamental que es la familia. En los últimos años la concepción de la formación de una familia se ha desvirtuado por los mismos jóvenes y los adultos no hemos sido capaces de señalarlo, ya sea expresamente o con nuestros actos; tampoco ha formado parte de su bagaje intelectual una buena preparación para el matrimonio. Un buen número de ellos se casa y pronto considera opcional el divorcio... si no se adaptan a su nuevo estado civil... si no se encuentran adecuadamente con su pareja... si hay problemas importantes en su desarrollo... como si casarse fuera patente de corso para no tener problemas para recibir puro placer; así que los divorcios crecen en número muy importante y crecen también las motivaciones, aún las más absurdas.

Por otra parte, hay muchos hogares muy disfuncionales que han sido invadidos por el alcoholismo y las drogas, problemas sociales de gran magnitud en la región y también con gran crecimiento en el país.

Tenemos un gran número de madres solteras, predominan en estratos económicos inferiores y se ven en la necesidad de llevar el sustento, trabajando jornadas agotadoras.

Aquí preguntaríamos: ¿quién educa a sus hijos?, ¿con quién se quedan en esas horas de trabajo?- Hay un gran número de niñas violadas en el seno de la propia familia por falta de cuidado-. ¿Qué piensan los hijos cuando los padres se separan?, ¿cuál ejemplo van a seguir: el del alcohólico o el del drogadicto? ¿Qué hacer cuando se tiene hambre?, ¿en qué piensan los jóvenes cuando se dan cuenta que la sociedad únicamente respeta a los ricos y a los poderosos?

Si estamos pugnando por tener mejores jóvenes no debemos empezar por los cimientos, por la conformación de verdaderas familias, por la conformación de verdaderos hogares, que sus progenitores sean capaces de inculcar valores, de señalar la senda, de encontrar soluciones a los problemas de los jóvenes, de encauzar esas grandes fuentes de energía por altos ideales.

Indudablemente que la familia unida, de valores, consciente, tiene una aportación muy importante para ayudar en la resolución de este grave problema.

En la próxima semana continuaremos con esta reflexión, lo invito a que nos acompañe y espero comentarios.

?Dar de sí antes de pensar en sí?.

nacho1948@hotmail.com

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