El campesino tenía un asno, y se jactaba mucho de aquella preciada posesión. Cierto día pasó otro hombre en un caballo, y el campesino se entristeció bastante, pues él nada más tenía un burro.
Hu-Ssong le dijo:
-Nunca te ufanes de las riquezas que posees, pues siempre habrá quien tenga más que tú.
Siguió muy triste el campesino. Un día pasó otro hombre que iba a pie, pues ni siquiera tenía un burro.
Hu-Ssong le dijo al campesino:
-Da gracias por las riquezas que posees, pues siempre habrá quien tenga menos que tú.
Entonces el campesino se alegró.
¡Hasta mañana!...