Jean Cusset, ateo siempre con excepción de las veces que oye música de Mozart, dio un nuevo sorbo a su martini y continuó:
-La Iglesia Católica hizo un aggiornamento para adaptarse al mundo y a su modernidad. Debería ahora hacer algo para adaptarse a la naturaleza y a su eternidad. Eso del celibato sacerdotal es invención humana, no divina. Atenta contra el derecho natural, y es causa de gravísimos escándalos.
Dio Jean Cusset un nuevo sorbo a su martini y continuó:
-Por motivos que en el fondo son de pura economía, pero que se disfrazan de espiritualidad, la Iglesia mantiene una norma que en tiempos venideros será vista como una aberración, igual que ahora vemos la costumbre de los castrati, aquellos infelices a quienes se emasculaba para que cantaran con vigor de hombre y tono de mujer. El celibato religioso se aparta de la naturaleza humana. Y apartarse de la naturaleza es apartarse de Dios, que en ella se mostró.
Así dijo Jean Cusset. Y dio el último sorbo a su martini, con dos aceitunas, como siempre.
¡Hasta mañana!...