Si yo pudiera le pondría una condecoración al gato de los estambres "El gato". Con ese fino estambre, de tanta tradición y calidad, me teje la prima Mague cada año unos zapatos de dormir que ya los hubiera querido Mister Pickwick para calentarse los pies en las heladas noches londinenses.
Son un pequeño amor estos zapatos, son un pequeño abrazo cálido, son un pequeño y tibio sol. Ya puede estar soplando afuera el viento frío, ya puede meterse el invierno en la recámara por resquicios de puertas y ventanas: envueltos en la caricia de ese estambre duermen mis pies, y junto con ellos duermo yo.
La palabra "felicidad" es muy sonora; evoca grandiosos sentimientos. Para mí, sin embargo, la felicidad tiene ahora el mismo tamaño de este dulce y leve gato hecho de estambre "El gato" que ronronea a mis pies y les da su suavidad y su calor.
¡Hasta mañana!...