Esta flor es efímera. Hoy es y mañana ya no es. Diré mejor: en este instante es, y en el próximo ya no lo será. Tiene la flor la misma vocación del hombre, la de lo fugitivo.
Esta flor es efímera, sí, pero las flores son eternas. Se irá está flor, pero otras vendrás, más hermosas aún y coloridas. El mundo no puede estar sin flores; las flores son tan necesarias como las estrellas y como los gusanos. Por cada una que se va llegará otra.
Lo mismo con el hombre. Es pasajero, pero en la eternidad. Se va y regresa, como el río.
La vida eterna somos nosotros: la flor, tú y yo.
¡Hasta mañana!...