Iba la lechera con su cántaro. La vio un fabulista y pensó: "Escribiré una linda fábula. Diré que la lechera iba soñando en vender su leche para comprar unos pollos que vendería luego a fin de comprar una ternera, que le daría un hato con cuya venta sacaría para comprarse una casa, tras de lo cual no tendría dificultad en encontrar marido. Pero, diré en mi fábula, tropieza la lechera, se quiebra el cántaro de leche y ya no puede así cumplir su sueño",
Pensando iba todo eso el fabulista. Sin ver por dónde iba tropezó y cayó. Cuando se puso en pie la fábula ya se le había olvidado. Trató de recordarla, pero le fue imposible. Delante de él iba la lechera. Llegó al mercado, vendió su leche y se compró unos pollos.
¡Hasta mañana!...
