El grato calor que dan el hogar y el entrañable amor de la familia.
El trato cordial con los amigos.
El disfrute de las pequeñas cosas de la vida, de los humildes placeres que ni siquiera cuestan o que cuestan muy poco.
La promesa de un nuevo día cada día, con el gozo de hacer algo bueno para nosotros mismos o para los demás.
La contemplación de las maravillas que Dios puso en la tierra.
La lectura de ese libro que nos espera, y que guarda en sus páginas enseñanza y delectación al mismo tiempo. O esa música que hemos de oír, y que pondrá en nosotros bellezas de arte o nostalgias de evocación y de recuerdo.
La esperanza...
¿Podrán los malos tiempos privarnos de todo eso?
¡Hasta mañana!...