Desde que nacemos empezamos a morir, dice el sombrío filósofo.
Y tiene la razón.
Desde que morimos empezamos a nacer, piensa el creyente esperanzado.
Y tiene la razón.
No estamos hechos para morir, sino para vivir. La muerte es episodio pasajero de algo que no pasa. Ese algo es la vida. Por eso la Pascua -"Pascua florida" se decía- es una celebración primaveral, un renacer, una gozosa fiesta que habla de la perpetuación y permanencia de la vida.
Toda religión ha de ser canción de vida, y no elegía de muerte o interrupción de los caminos de la vida. Cualquier cosa que atente contra la vida es antirreligiosa. El aborto es algo antirreligioso. La pena de muerte es algo antirreligioso. La guerra es algo antirreligioso. También el celibato sacerdotal es algo antirreligioso. La vida es la más grande religión, junto con el amor, su manifestación más grande.
¡Hasta mañana!...