Hu-Ssong les contó a sus discípulos una anécdota de Imura, el gran pintor contemporáneo de Hokusai. Pidió en una fonda de comer, y mientras el posadero estaba distraído dibujó sobre la mesa unas monedas. Al terminar su comida dijo al hombre: "Ahí te dejo el pago". El posadero vio las monedas, y así Ikedo pudo salirse sin pagar.
Los discípulos encomiaron el arte del pintor, pero Hu-Ssong les dijo que estaban equivocados en su elogio. "El arte -les indicó-, es una bella ficción que nos sirve para conocer la realidad. Si el artista se vale de su genio para decir una mentira, entonces su arte no es arte: es artimaña. Sólo el arte verdadero -concluyó el filósofo- es verdadero arte".
¡Hasta mañana!...