Jean Cusset, ateo con excepción de las veces en que evoca a su mamá, dio un nuevo sorbo a su martini -con dos aceitunas, como siempre- y continuó:
-A veces la palabra "teatro? se usa en sentido despectivo: "Esto es puro teatro?. Así decimos, por ejemplo, para tachar de falsa alguna cosa. Y sin embargo la vida, tan pasajera, no tiene la permanente verdad que hay en el teatro. Hay eternidad en las teologías de Esquilo, en el anticipado existencialismo de Sófocles, en las búsquedas sicológicas de Eurípides...
-El teatro -siguió diciendo Jean Cusset- no es un retrato de la vida: es la vida, pero con más permanencia y más hondura. El teatro es la liturgia de lo humano, y la liturgia es el teatro de lo divino. Cuando veo un hecho en el cual advierto una verdad de trascendencia siempre digo: "Esto es teatro puro?.
Así dijo Jean Cusset. Y dio el último sorbo a su martini, con dos aceitunas, como siempre.
¡Hasta mañana!...
