Hay en el cementerio de Ábrego una tumba. Si supiéramos escuchar lo que las tumbas dicen esto es lo que oiríamos en ella:
"Fui hombre apegado a las riquezas. El viento de la mala fortuna se llevó la mía, y me dejó mi casa solamente, y en ella mi mujer y mis hijos.
"Ahora que estoy aquí el viento me trae las voces de mis nietos, que juegan y cantan en el hogar paterno. En cuanto a mis riquezas materiales, las he olvidado ya. Ahora sé que este viento, que hoy me trae el eco de lo mejor que tengo, es el mismo viento que se llevó lo peor que tuve ayer".
Hay en el cementerio de Ábrego una tumba. La voz que sale de ella es voz de sabiduría y de verdad.
¡Hasta mañana!...
