Las repúblicas son más aburridas que las monarquías; les falta su colorido y esplendor. Compare usted la carroza de Maximiliano con el carruaje de don Benito Juárez, y ya sabrá de lo que estoy hablando.
La austeridad republicana es demasiado austera. Privan en ella los colores serios: el negro, el pardo, el gris... La monarquía, por el contrario, se presenta en glorioso technicolor. La República no tiene títulos nobiliarios, y hasta el "don" y la "doña" se han perdido. A los reyes, en cambio se les respeta mucho: Su Majestad, etcétera... A los presidentes cualquier pelagato les levanta el puño. A los reyes les echan bombas, sí, pero a los presidentes les echan trompetillas.
Me recato en las sombras de mi sombra y lanzo un leve suspiro de nostalgia. No digo que los mexicanos deberíamos tener un rey. Pero sí digo que deberíamos tener un presidente.
¡Hasta mañana!...