El famoso coach de futbol americano Don Shula fue de vacaciones a Maine con su familia. En un pequeño pueblo decidieron ir al cine. Cuando entraron en la sala las doce personas que estaban ahí se pusieron en pie y aplaudieron con entusiasmo.
-¡Lo que es la televisión! -le comentó muy orgulloso el coach a su mujer-. Hasta en este pueblito me conocen. Seguramente ven todos los juegos de los Delfines.
Uno de los espectadores se acercó y saludó a Shula:
-Disculpe, señor. No sé quién sea usted, pero ciertamente nos alegró su llegada. El dueño del cine nos dijo que si no había por lo menos 15 personas en el público suspendería la función. Gracias a ustedes podremos ver la película.
Pocas anécdotas habrá como ésta para ilustrar la sabia frase del Eclesiastés: "Vanitas vanitatum, et omnia vanitas". Vanidad de vanidades; todo es vanidad.
¡Hasta mañana!..