Un buen día Cristo desapareció de las iglesias.
Lo buscaron atrás de los altares, en los sitiales desde los cuales hablan los predicadores, en los lugares donde los entendidos hablan de Dios y escrutan su palabra. Y no hallaron a Cristo.
Los hombres fueron entonces ante el Padre y le dijeron que su Hijo andaba perdido. Nadia había podido encontrarlo.
Les preguntó el Señor:
-¿Lo buscaron en las barriadas miserables? ¿Lo buscaron en las ciudades de casas de cartón, y por las calles llenas de prostitutas y borrachos, de hambrientos y desnudos?
-No, Señor ?respondieron los hombres-. Ahí no hemos buscado.
?Entonces ?dijo Dios-, son ustedes los que andan perdidos.
¡Hasta mañana!..