HISTORIAS DE LA CREACIÓN DEL MUNDO
El Señor sumió a Adán en un profundo sueño, le quitó una costilla, y de la costilla hizo a Eva.
Feliz estaba al principio Adán con la mujer. Todo en ella le maravillaba. Le maravillaban sus ojos, más brillantes y grandes que los de la gacela; le maravillaba su pelo, sedoso y largo como una cascada bruna y silenciosa; le maravillaba su voz, dulce como una canción aún no cantada. Le maravillaba, sobre todo, su cuerpo, lleno de inéditos goces misteriosos.
Pero eso fue al principio. Al paso de los días Adán ya no se extasiaba tanto en la contemplación de Eva. Miraba sus ojos y su cabello, escuchaba el sonido de su voz, veía su cuerpo, y se preguntaba cómo serían otros ojos, y otro cabello, y otra voz. Y otro lo demás.
Por eso el Señor se sorprendió bastante cuando Adán se le acercó y le dijo:
-Señor, ¿no podrías sumirme otra vez en un profundo sueño?
-¿Para qué? ?le preguntó el Creador.
Adán respondió con timidez:
-Todavía tengo otras veintitrés costillas.
¡Hasta mañana!..