Dios ama a los que cantan bien, y nos perdona a los que cantamos mal. Yo canto cada vez que puedo, pues mil motivos tengo para la canción. No sólo canto bajo la ducha: canto también cuando voy en mi coche por la carretera, o andando por las veredas del Potrero, y en las noches bohemias, ante copas de vino fraternal.
Allá en los años de mi otra juventud mis amigos no me juzgaban tan pésimo cantante, y me pedían que fuera con ellos a dar serenatas a sus novias. Yo cantaba siempre una canción que encantaba a las lindas muchachas saltilleras. Se llama "Hay unos ojos".
Me conmovió escuchar ayer esa canción de mis ayeres, que con ella volvieron a ser hoy. La oí en voz de Paco Michel, excelente artista, gran compositor. ¡Qué bella interpretación la suya, qué sentida! Doy gracias a Paco Michel, donde se encuentre, por cantar "Hay unos ojos" como habría querido cantarla yo.
¡Hasta mañana!..