Todo lo recordaba ahora, con memoria de sabor agridulce.
Cuando supo que iba a tener un hijo, ella, soltera, pensó que el mundo, su mundo, se acababa. Problemas en su familia y su trabajo, y el decir de las gentes, y todo su futuro trastornado.
Pero sintió ?y sentir es más sabio que saber- que en su vida había ya otra vida. Y transida de respeto no se atrevió a romper, ella, el orden del universo y a alterar las infinitas posibilidades que hacia todos los siglos tiene el nacimiento de una nueva vida.
Y dio la vida a su hijo.
Lo trajo al mundo, ella, sola contra el mundo.
Ahora su hijo es todo su mundo.
Y ella se siente digna, dueña de sí y en paz.
Y cada vez que mira a su hijo ve en él una promesa de que ya nunca jamás estará sola.
¡Hasta mañana!..