Tengo una teoría: los animales llegaron a la Tierra antes que nosotros, y antes que nosotros llegarán al Cielo.
No puedo imaginar la morada celestial sin animales. En la casa del Padre han de estar todas las criaturas que Él formó. Con los ángeles debe haber gallinas, y marranitos junto a los arcángeles. Sobre los querubines un aleteo multicolor de mariposas, y en torno de los serafines un corro de irisados peces. Las virtudes lucirán una aureola de pájaros en vuelo, y la jirafa -soprano de voz milagrosamente recobrada- cantará ante los tronos y las dominaciones.
Digo todo eso por la esperanza de encontrar al Terry, amado perro mío, en ese nuevo paraíso. Yo no merezco la bienaventuranza, pero él sí. Y con sus ojos húmedos le pedirá al buen Dios que me admita a mí también, pues el Cielo del Terry no estará completo si no se encuentra en él ese otro animalito que soy yo.
¡Hasta mañana!..
