Leí un desolado artículo de María Luisa Mendoza. En él narra cómo un dolor de muelas la despertó en medio de la noche y despertó en ella memorias dolorosas de otros tiempos.
El espléndido texto de "La China" -a quien adoran sus paisanos de Guanajuato capital- me hizo pensar en esos dos díscolos hermanitos, el cuerpo y el alma, que siempre van juntos y pelean siempre. Cada uno tira por su lado, y entre los dos nos tiran, y nos parten. como en aquella tortura bárbara del desmembramiento. Deberían ir de la mano, bien avenidos y conformes siempre, y nosotros iríamos con ellos sin pelear ni hacia dentro ni hacia afuera.
Si duele el cuerpo duele el alma, y al revés. En su artículo pregunta la escritora si nadie la acompañará en su dolor. A la distancia la acompaño yo, siquiera sea con ese lejano modo de compañía que es la admiración.
¡Hasta mañana!..