Hay en el cementerio de Abrego dos tumbas. De dos mujeres son. La una tuvo un hijo, y nadie supo nunca quién fue el padre, pues ella no lo dijo. Pero al amor que nació de aquel oculto amor entregó toda su vida, y el hijo fue primero semilla, y luego flor, y después árbol a cuya sombra pudo descansar la mujer que lo cuidó.
La otra mujer condenó a la madre de aquel hijo sin padre. Le decía "pecadora?; se apartaba cuando la veía venir por el camino que conduce al rancho.
Murieron las dos mujeres al paso de los años. Ahora en la tumba de la mujer que tuvo semilla, y flor y fruto nacen flores. En la otra se ve la piedra sola, como si la vida le diera la espalda a quien la espalda dio a la vida...
Hay en el cementerio de Abrego dos tumbas. Pero una es más tumba que la otra.
¡Hasta mañana!..