John Dee vendió las tierras que recibió en herencia de su padre y se compró un anteojo de larga vista hecho en Italia. Con él se proponía estudiar la infinita vastedad del Universo.
Para probarlo dirigió la lente hacia la aldea lejana. Pudo mirar con claridad sus calles, la gente en el mercado, los niños que corrían por la plaza... En una ventana vio a una muchacha de ojos azules que sonreía para sí mientras trenzaba su larga cabellera rubia.
John Dee ya no vio más. Salió de su taller y fue a la aldea. Al día siguiente le preguntaron sus discípulos qué había visto a través de su maravilloso catalejo. Y respondió el filósofo:
-Vi lo que me proponía ver: la infinita vastedad del Universo.
En la ventana la muchacha de azules ojos trenzaba su larga cabellera rubia, pero ahora su sonrisa era para Dee.
¡Hasta mañana!..