Llegó sin avisar de su llegada y me dijo de buenas a primeras:
-Soy la Luna.
Quedé sorprendido al verla, y más al escucharla. No supe si responder a sus palabras: únicamente los poetas hablan con la Luna, y no profeso yo tan arduo oficio. Así, la dejé hablar.
-Todo mundo -manifestó con todo de disgusto- dice: "No hay nada nuevo bajo el Sol". ¿Se han preguntado acaso si bajo la Luna hay algo nuevo? ¿Por qué nadie considera tal posibilidad?
Me atreví a preguntar:
-Y dígame: ¿hay algo nuevo bajo la Luna?
-No -respondió con honestidad digna de encomio-. Tampoco bajo la Luna hay nada nuevo. En la noche las cosas son las mismas que en el día. Se ven distintas, pero son iguales.
-Ya veo -dije entonces-. No hay nada nuevo bajo el... perdón, bajo la Luna.
¡Hasta mañana!..