Hablo con don Abundio de los pasados tiempos y le digo:
-Lo malo es que todo cambia.
-Sí, -responde él-. Y lo bueno es que todo cambia.
Es cierto. Mueren las costumbres a las que estábamos ya tan acostumbrados y nacen otras nuevas, extrañas y distintas, ajenos hábitos a los cuales no nos podemos habituar. Pero esos nuevos usos se vuelven pronto como los anteriores, parte de nuestra vida diaria, y a ellos nos amoldamos como a la mano un guante, y son los que extrañaremos cuando otros usos lleguen, porque lo nuevo nos parece siempre mejor que lo pasado.
Tiene razón el viejo campesino.
Lo malo es que todo cambia.
Lo bueno es que cambia todo.
¡Hasta mañana!..