HISTORIAS DE LA CREACIÓN DEL MUNDO
Adán y Eva comieron el fruto prohibido, y el Señor los castigó. Hizo caer sobre ellos terribles maldiciones: la mujer pariría con dolor; el hombre tendría que ganar el pan con el sudor de su frente.
Pero al paso del tiempo los humanos inventaron la operación cesárea y la anestesia, con lo que se acabaron los dolores del alumbramiento, e inventaron también las máquinas y los robots, lo mismo que la jornada de 8 horas y la semana inglesa, con lo que la pena del trabajo -que ya no es pena, sino bendición- disminuyó también.
Por eso el Señor ha tenido que inventar nuevas maldiciones, de las cuales el hombre se librará algún día, sólo para que lleguen otras, y otras más.
Esto, señores y señoras, es el cuento de nunca acabar. Por eso mejor acabo el cuento.
¡Hasta mañana!..