He aquí un hermoso vitral. Representa el jardín de una antigua casa de Saltillo, con su parra y su fuente, con sus enredaderas y sus flores. Lo pintó doña María Narro en los años cuarentas del pasado siglo. Ella era dama de exquisito trato y artista de talento.
He aquí un hermoso vitral. Sus vidrios y emplomados salieron de las manos y la sabiduría de quienes hicieron de la Casa Montaña, en Torreón, una fábrica insigne de belleza. Decir que un vitral es de Montaña es decir que es un vitral de perfecta calidad.
He aquí un hermoso vitral. Lo miro y encuentro en él, fundidas, dos nobles tradiciones: la de Saltillo, mi ciudad, y la de Torreón, que por la generosidad de los laguneros me ha recibido siempre como suyo. Del mismo modo que en el vitral quedaron indisolublemente unidos la sensibilidad y el genio de los artistas que lo hicieron, así también a Torreón y Saltillo los vincula su común historia de ciudades coahuilenses. Por eso sus habitantes de hoy, igual que los de ayer, dan lo mejor de sí mismos en bien de Coahuila, patria chica, y de la patria grande, México.
¡Hasta mañana!..