L U N E S
A todos nos fue bien de Año Nuevo, pues lo estrenamos en sábado, con lo cual se tuvo el domingo para aliviar cualquier daño por exceso en los beberes.
Olvidados de los adioses de veinticuatro horas antes, por ahora ya andamos en los abrazos de felicitación por este 2005 que a todos nos regalan, no se sabe si para ver qué hacemos con él, o para ver qué hace él con nosotros.
Pero, no te creas; no todo mundo se porta como si nada frente a un año que se va y otro que llega. Alguno ha habido que, según me cuentan, paró todos los relojes de su casa, para ver si así paraba al tiempo, sin mayor motivo que, hasta ese momento, en él había sido muy feliz.
Lamentablemente y sin ir muy lejos, muchos de sus empleados, habían sido más que infelices en el mismo tiempo, pero, no obstante, su vida era lo único que tenían y no tenían el menor deseo de perderla por tan poca cosa y viendo parados los relojes, los pusieron de nuevo a caminar. Y no pasó nada, las cosas siguieron como siempre, que es como debe de ser.
Mientras tanto, de la misma manera que en su tiempo Echeverría se enamoró de Cancún, los Fox, según las revistas capitalinas, lo han hecho de ?El Tamarindillo? en Michoacán, bahía en la que nuestro señor presidente y su señora esposa se dan la gran vida probando que, para ellos, sí hay algo nuevo bajo el sol.
M A R T E S
Bueno, ya hemos pasado esas grandes fechas por las que se suspira todo un año: Navidad y Año Nuevo. A este último desde su primer día lo tratamos de hacer viejo cuanto antes. Como los adultos, el que más o el que menos ha vivido algunos años, todos sabemos cómo lograrlo. Son muchos los que apenas si hacen algo para vivir cada día y, desde el primero del año nos ponemos a desear que llegue tal o cual fecha, ya sea patria o muy festiva, que es como si estuviéramos carrereando al calendario, y así en cuanto se vayan los Reyes, la mayoría comenzará a pensar en la Semana Mayor o Santa. ¿No es tontería?
Si mañana se despierta usted temprano, levántese y salga a caminar.
Verá cómo no es usted el único que ha salido a hacerlo. Como el invierno ha huido, la temperatura hace sentir a los madrugadores como si estuvieran en las mañanitas de abril, y hacen lo que entonces harán. Es decir, que nos dejamos engañar, y con mucho gusto, por esos días sueltos de primavera en invierno, tan laguneros.
De todas maneras, año nuevo o no año nuevo, lo cierto es que la vida se va volviendo rutinaria, según la edad que se va alcanzando hasta llegar al tiempo en el que lo único que hacemos es repetirnos. Y si no hace mucho todavía nos decíamos que no hay nada tan difícil que no pueda conseguirse, también se alcanzan los años en que a tal pensamiento se le objeta diciendo que ni caso tiene. ¿Para qué? Sobre todo cuando el hombre llega a una edad en la que ya no puede ser novicio de nada.
M I É R C O L E S
Como tú sabes, y si no tienes la edad suficiente, algún día lo sabrás, durante los primeros minutos de todo Año Nuevo es el tiempo en que mayor cantidad de anillos se ofrecen a las mujeres por los hombres. Los dan hasta los hombres tímidos, porque ignoran que enamorarse no es amar y creen que amar es hablar a la mujer de amor. Si no fuera por esa costumbre de las declaraciones y entrega de anillos de los hombres a las mujeres al nacer los años, los negocios de los joyeros padecerían en sus resultados anuales.
Antes se decía que el hombre amaba cuando quería y la mujer cuando podía, pero con eso de la igualdad de los sexos tal teoría se ha vuelto obsoleta, y cada vez con mayor frecuencia las cosas suceden al revés y poco viviremos si no vemos que las cosas llegan al cincuentazo, de tal manera que en esta forma el fondo amoroso común se consume rápidamente, llegando un momento en que dos que tanto se amaron se desconocen. Ámame menos, decía aquella mujer inteligente, y me amarás por más tiempo. Lo cierto es que si le quitas el amor a esta vida, ¿qué le queda?
Lo malo del amor es que muchos creen que incluye el mando, y ello es una fuente de fracasos. En una de sus obras Casona decía que ?en el verdadero amor no manda nadie; obedecen los dos?. Y eso es muy cierto, obedecen los dos o ambos se fastidian.
El verdadero y más legítimo de los amores es aquél que hace la felicidad mutua de dos seres, hombre y mujer, que han vivido durante muchos años bajo el mismo techo.
J U E V E S
Lo que pasa, no a los escritores sino a los que intentamos escribir sea cuánto sea el tiempo que tengamos intentándolo, es que no tenemos tiempo para pensar.
Anatole France ? y esto no es una comparación ni muchísimo menos, es sencillamente un recuerdo ? decía que el tiempo de mojar la pluma en el tintero era el tiempo que se tomaba para pensar lo que escribiría enseguida.
Y fue en su tiempo cuando se inventaron las estilográficas, que el magnífico escritor francés no usó jamás.
En La Isla de los Pingüinos explica, en una anécdota, lo que podríamos llamar la filosofía de la guerra. Dice:
?Pasó entonces un pastor tocando una marcha con su flauta.
¿Qué es esa música? ? preguntó Graciano
Es el himno de guerra de los pingüinos contra los marsuinos.
Aquí todo el mundo lo canta. Los niños lo aprenden antes de hablar. Somos
todos buenos pingüinos.
¿No amáis a los marsuinos?
Los odiamos.
¿Por qué razón los odiáis?
¿Y me lo preguntas? ¿No son los marsuinos los vecinos de los pingüinos?
Sin duda.
Pues bien, por este motivo les odiamos.
¿Este es un motivo?
Ciertamente. Quien dice vecinos dice enemigos. ¿Ves el campo que linda con el mío? Es del hombre a quien odio más en el mundo. ¿Y quieres que los pingüinos no sean enemigos de los marsuinos? ¿Es que no sabes en qué consiste el patriotismo? En cuanto a mí, he aquí los dos gritos que salen de mi pecho: ¡Vivan los pingüinos! ¡Mueran los marsuinos!?.
V I E R N E S
De pronto, al centro de la ciudad y a los cafés que acostumbramos como que se les acabó la gente que, apenas hace unas cuantas semanas los llenaba. La gente ha vuelto a meterse en sus casas y con su televisión. Se acabaron las cenas en que las sobremesas se alargaban haciendo cada familia recuerdos que llegaban hasta los tiempos en que los abuelos estaban en la edad que hoy tienen sus nietos. ¡Todo pasa!, dicen todos mientras se llenan de aire los pulmones para dejarlo escapar luego en el mayor de los suspiros.
Sin embargo, prendiéndose a los mantos de los Santos Reyes no falta quién aparezca todavía, aparte de con su rosca, con aquellas tentaciones de panecillos ?borrachos?, buñuelos o churros, atoles y champurrados, aunque comidos con estos veintiún grados de temperatura no sea lo mismo que cuando se disfrutan con diez o menos, pero peor es nada.
S Á B A D O
Para comenzar el cero cinco, lo primero que observó la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, como no podía menos, fue la vejez de las instalaciones de Pemex que tienen una antigüedad de treinta años sin que nadie les haya metido mano, pues los que hubieran podido hacerlo las traían muy ocupadas en darse ?mantenimiento? ellos mismos.
A estas alturas de la paraestatal ya ni se señala a los culpables, lo que sería, una vez más pérdida de tiempo. Entre los últimos, por allí debe de andar el último sino disfrutando de la vida, que a lo mejor sí, al menos sin la menor preocupación por su futuro.
En fin, que dentro de unos días Pemex debe de dar a conocer por qué se le rompió el último oleoducto; pero hasta allí las cosas. Se llegarán a saber las causas, con lo que se saciará la curiosidad de los que quieran saberlo y punto. Lo importante es que sean cuales hayan sido, lo urgente son las inversiones necesarias de los dueños de Pemex, que son los mexicanos y, como se ve, no para su beneficio sino en su perjuicio.
Deben seguirse contentando con aquello de que más vale bolsa saca que bolsa seca, y contentarse con los buenos deseos de don Lázaro, a quien no se le han cumplido sus buenos deseos.
Y D O M I N G O
Hágase efectiva la responsabilidad en los funcionarios y empleados de toda especie, para que pueda decirse que la moral es la base de nuestra política. FRANCISCO ZARCO