L U N E S
La palabra libertad fue un gran hallazgo. Como lo fue la palabra amor. Pero, así como éste es más ilusorio que real, aquélla para ser realidad exige ser esclavo de la ley. Quiero decir que la humanidad, dígase lo que se diga, a pesar de los siglos que hayan pasado desde aquel descubrimiento, no acaba de ser libre. Y es que la humanidad ha tenido tantos amos durante todos esos siglos que no pudo menos que acostumbrarse a ellos. El alma del hombre, por más que quisiera, no ha podido desprenderse del miedo a la libertad, que se ha vuelto su esclavitud.
Si aparecieran, de pronto, los grandes tiranos del pasado, Nerón mismo, y no se diga Atila, todos encontrarían el trono o el caballo que les faltara para levantarse por encima de los demás y volver a ser lo que fueron.
A falta de ellos en la actualidad algunos pueblos soportan a un enjambre de vulgares déspotas que no les dejan perder la costumbre, y todos la intromisión del imperio mayor que el mundo haya tenido. Frente a él, el pensamiento teme, la lengua calla.
La libertad es una palabra que se escribe a diario, ya lo dijimos de entrada, pero no se practica. Hay hombres libres, por supuesto que sí, pero, pueblos libres, eso es más difícil, aunque todos crean serlo.
Es tiempo de poner a los adolescentes frente a la verdad para que la miren, la conozcan y la griten. Mientras no hagamos esto seguiremos igual sino es que peor.
M A R T E S
Es de todos conocido que cuando al Señor le reprocharon lo que nos estaba dando, pareciéndoles que exageraba, a todos los calmó diciéndoles que no se preocuparan, que en este país que les parecía tan rico, para balancear las cosas nos pondría a nosotros, los mexicanos. Por no decirlo de otra manera, hay que reconocer la mala leche que, según esto, el Señor nos tiene, cuando es capaz de dejar que tales riquezas se pierdan en nuestras manos antes de echarnos una de las Suyas, como lo hace con todos los demás para salvarlos.
Algunos esperaban que, a última hora, el Señor se arrepintiera, y no tanto por nosotros cuanto por la justicia. Pero no. Cada vez que la ocasión se presenta y hay cambios nos da otro de lo mismo o peor. ¿Qué pudo hacerle algunos de nuestros antecesores que le despertó tal tirria?
A lo mejor el refrán tiene razón y el tiempo de que lo que se nos da nos siga cayendo por la tronera ha terminado. Es decir, que hay que entrarle a la vida, pero todos, para que todos sientan el jadeo de estar haciendo lo que deben y no esperar que otros lo hagan por ellos. Ni siquiera los diputados; también los pobres porque éstos deben ser los primeros en sentir la necesidad de dejar de serlo.
Y nada de que el gobierno siga dando subvenciones. Que dé oportunidades, facilidades para aprovecharlas; que haga posible que los mexicanos recobren la dignidad que un día tuvieron para que entre todos vuelvan imposible la circulación del chiste que casi nos pone de enemigo al Señor.
M I É R C O L E S
El Cid, Rodrigo Díaz de Vivar (1030 ? 1099) una de las grandes figuras de la historia medieval española, que ha llegado a la posteridad con la aureola legendaria de guerrero invicto, flor de caballeros, ideal de las virtudes heroicas y humanas.
Este héroe sin mácula del más arcaico cantar de gesta conservado en lengua castellana, ?El Poema del Mío Cid? que compuso un juglar anónimo y resonó con fervor en los labios del pueblo ha sido considerado como un símbolo del espíritu español de su época.
A Ruy Díaz le dieron los infieles el honroso nombre de Cid (de la voz árabe ?Sidi?, o señor) y los cristianos le llamaron Campeador por sus proezas victoriosas en retos y lides campales. Este símbolo del denodado espíritu bélico de su tiempo ? en que reinos múltiples de dos religiones, rencillas políticas a menudo cruentas, ambiciones y banderías azarosas se disputaban la piel de España ? alcanzó manifiesta fortuna al centrar el espíritu de la espada siempre triunfante contra el Islam y animar a la vez las cualidades más preclaras del héroe caballeresco medieval. La historiografía moderna, al desenterrar trabajosamente la verdad de los hechos del acervo legendario y prestar veracidad al fondo político en que se movió su figura, en cierto modo ha disminuido el pedestal que le forjó la tradición. La noción de un ?soldado de fortuna?, de un ?condottiere? que se pone con sus mesnadas al servicio indistinto de moros y cristianos, asoma como una visión más fidedigna de este personaje que pasó a la fama con el sobrenombre del Cid Campeador.
J U E V E S
¡Otra vez la burra al trigo! No sé si verían ayer la noticia de tres laguneros que se sumaron a los que se vienen suicidando aquí al menos desde el año pasado. De seguir esto así tal inclinación puede convertirse en un delirio, en manía de la autodestrucción. De pronto el suicidio deja de ser cobardía y aunque tampoco sea heroísmo, se afirma en la voluntad de los suicidas como la dignidad del hombre frente a su destino, según decía Pavese, añadiendo que ?El autodestructor está en definitiva más seguro de sí que cualquier vencedor del pasado; sabe que el hilo del apego al mañana, a lo posible, al prodigioso futuro, es un cable más fuerte - tratándose del último empujón ? que cualquier fe o integridad. ?Recomendaba observar cómo, el suicidio es un modo de desaparecer, que se comete tímidamente, silenciosamente, chatamente. No es sólo un hacer sino, anticipadamente, un padecer.
Algo sabía él de esto, pues acabó suicidándose. Decía que el pensarlo era de una desolación tonificante ? como una mañana invernal ? y parte de lo que ellos creen una injusticia de la vida.
Mientras todo, según ellos, es injusticia, no hay problema. El problema empieza, decía el escritor italiano, cuando se sufre por puro azar, porque eso es envilecedor. Y es lo que lleva a participar, a buscar el arma que pondrá fin a sus vidas, o el veneno, o el alambre o el lazo del cual colgar del pescuezo, con lo cual toda la culpa pasa a ser de ellos.
V I E R N E S
Alguien dijo que era asunto de los gobernantes desatar las guerras, pero que terminarlas es cosa de Dios. El que tal dijo me parece que sigue teniendo razón, porque yo creo que en este momento tanto Bush como USA quisieran terminar con la que iniciaron en Irak hace un par de años y que, si bien no les ha costado las miles de muertes que antes morían en los campos de batalla, tampoco, ni Bush ni nadie han encontrado explicaciones que dejen satisfechos a los mil y picos de parejas padres de los que fueron y ya no volvieron.
Desde luego que, siendo rico como lo es el Imperio, millones más o millones menos de los que la dichosa guerra le viene costando a Norteamérica, pareciera que sostenerla es algo así como quitarle un pelo a un gato, pero, no; la última petición de dólares hecha por Bush llevó a las Naciones Unidas a advertir que ?o gasta menos o podría sacudir no sólo a la economía de su país sino a la mundial?.
Y más le vale no poner oídos de mercader ? aunque todos los suyos y sus amigos lo sean ? a lo que se le dice de buena fe, o puede provocar grandes problemas a su país. Todos los países que en el pasado cercano y lejano llegaron a lo que USA ha llegado se vinieron abajo, no porque perdieran batallas sino porque se les acabó con qué sostenerlas. Y ellos no son diferentes. Todo lo que principia ? y más los imperios-; se acaba, se puede estar seguro de ello, mañana no lo serán. Allí está la historia universal comprobándolo. Qué más quisiéramos nosotros que tener allí al lado, a quien viene absorbiendo permanentemente a nuestros braceros, y además nos hace préstamos, pero tenemos que buscar algo qué hacer, porque eso, también, se nos va a acabar un día.
S Á B A D O
¿Se ha preguntado alguna vez qué es lo que hace su diputado por usted? Él tampoco se pregunta lo que usted hace por él; pero, a diferencia de usted, que posiblemente no reciba nada de él, usted a él le hace posible que reciba un sueldo mensual de 122 mil pesos entre efectivo y vales y otros ochenta y tantos para gastos de oficina y sufragio de actividades, independientemente de lo cual este año la Cámara empezará a protegerles con un seguro médico que le permitirá dormir a gusto. Deducibles, coaseguro y gastos médicos menores son otros beneficios, y si algún gasto médico mayor no está contemplado en su póliza, también le será hecho bueno.
Después de saber estas cosas y sentirnos orgullosos de poder darles todo eso, quisiéramos que, por su parte, se pusieran de acuerdo para dar a sus representados información mensual en una especie de circular, de lo que ellos hacen por quienes les seleccionaron para llevarlos a donde están, que es Jauja.
Y D O M I N G O
En México el sentimiento de nacionalidad es mezquino, carece de autocrítica, de sentido del humor.