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MIRAJES

EMILIO HERRERA

L U N E S

Cuenta Cocteau que le gustaba hacer escuchar un disco de la Mistinguette al famoso actor Jouvet.

Escucha lo bien que articula, le decía.

Y dice que un día interrogó a la propia Mistinguette sobre este arte de la perfecta articulación, y que ella le dijo:

El público de los ?Music halls? se sentiría defraudado si perdiera una sola palabra del texto de las canciones.

Y añadió:

Y ésta es la dificultad mayor para los autores de esas canciones: encontrar un texto en el que cada palabra tenga su valor y su gracia.

M A R T E S

Jean ? Augusto ? Domenique Ingres, famoso pintor francés que trabajó hasta la última vejez y que es uno de los pintores que se dice que de los 2000 cuadros que pintó en toda su vida hay por lo menos 4000 en Estados Unidos, estaba casado con una mujer totalmente entregada a defenderle de los inoportunos que le habrían impedido trabajar, Ingres había conocido a un escultor llamado Rude, hombre entrado en años y con una larga barba muy blanca, y le había rogado que fuese a verle un día a su casa. Rude fue a verlo un día mientras Ingres estaba trabajando. Le abrió la puerta la señora Ingres.

Al verle la barba y la forma en que iba vestido le tomó por un modelo que iba a buscar trabajo. Y le despidió.

No, no; hoy, no. Mi marido no os necesita.

Es que yo, señora . . .

Que no, que no.

Y le cerró la puerta. Ingres le preguntó después a su mujer quién había llamado:

Un viejo modelo que buscaba trabajo.

¿Buen tipo?

Con una barba muy blanca.

¿No dejó su dirección?

No.

Si viene otra vez, se la tomas. Puede que algún día lo necesite.

Rude se reunía con algunos amigos de su generación en un determinado café. Fue allí y contó a sus amigos lo que le había ocurrido. Y entre todos organizaron un asalto al taller de Ingres. Los que no tenían barba se la pusieron postiza y se dirigieron todos en grupo a la casa de Ingres. Eran siete u ocho. Llamaron, les abrió la puerta la mujer, y ellos, sin preguntar ni decir nada, entraron en la casa cantando una vieja canción.

Ingres salió al oírles cantar. Vio que se trataba de su amigo Rude, quedó explicada la confusión y, entre todos, lo celebraron. Parece que Ingres decía después:

Los artistas necesitamos una mujer que nos ayude. Y así, cuando no luchamos con la obra tenemos ocasión de continuar el entrenamiento con ella.

M I É R C O L E S

De John Lennon, el ex beatle, se sabe que recibía muchas cartas de sus ?fans? y que la encargada de abrirlas, leerlas y contestarlas es su actual mujer, la japonesa Yoko Ono. Un día le llegó una carta que decía: ¡?Te ruego me tomes como secretaria, pues estoy dispuesta a hacer por ti todo lo que desees, y cuando digo ?lo que desees?, quiero decir lo que sea?.

Yoko Ono contestó ?Siento decirte que John tiene una secretaria muy competente y que yo, su esposa, me encargo ?de todo lo demás?, quiero decir ?de todo, sea lo que sea?.

Dicen también que Yoko Ono, en un libro que publicara con el título ?Pomelo?, explica el argumento de una mini representación de la que ella fue la protagonista años atrás. La explica así: ?La pieza se llamaba ?De corte? y fue representada en Kioto, Tokio, Nueva York y Londres. Yoko Ono entra en el escenario, se sienta, coloca unas tijeras frente a ella y pide al público que suba, uno a uno, le corta un trozo de su ropa, del lugar que quiera, y se lo lleva. Se advierte que si otros quieren interpretar esta pieza, no hace falta que sean mujeres.

J U E V E S

Víctor Hugo es uno de los más fecundos escritores que ha tenido Francia.

Empezó a escribir poesía desde niño, en el colegio. Y tantos poemas escribía que no le quedaba tiempo para estudiar. El director del colegio le llamó a su presencia y le dijo:

De hoy en adelante terminantemente prohibido escribir más poesías.

Unos días después el director encontró unos poemas en el pupitre de Víctor Hugo. Le volvió a llamar y se los enseñó.

Os prohibí escribirlos y no me has obedecido.

El niño le contestó:

Y yo nunca os he autorizado a registrar mi pupitre y lo habéis hecho.

Estamos en paz.

V I E R N E S

Carlota Corday murió joven, a los 25 años, en la guillotina, culpable de haber asesinado a Marat. Se llamaba Mariana Carlota Corday de Armans o, simplemente Corday. Era de una familia noble. Durante la revolución luchó al lado de los girondinos, y cuando Marat decretó la muerte de todos ellos decidió matar a Marat. Fue a verle varias veces y nunca logró que la dejaran entrar. Hasta que un día mientras ella discutía con Simona Everard, amante de Marat, él desde dentro, desde el baño, gritó que la dejaran pasar. Y la recibió en el baño, donde a la vez que se bañaba redactaba una lista con los nombres de los que tenían que ser ejecutados. Carlota fingió que había ido a denunciar a más traidores y dio nombres a Marat. El los anotó y aseguró que todos, antes de ocho días, serían guillotinados. Y mientras Marat escribía, Carlota le hundió un cuchillo en el corazón. Allí mismo fue detenida, juzgada después, fue condenada a muerte y guillotinada.

S Á B A D O

Hubo dos Catones famosos y los dos al parecer, se llamaron Marco Porcio. Pero no eran contemporáneos. Uno de ellos fue bisnieto del otro. Y de éste precisamente se cuenta que una vez le preguntaban:

¿Qué pasa contigo? Todos los romanos ilustres tienen estatua y tú no. ¡Por qué?

Catón no dio ninguna razón. Se limitó a decir:

Cuantas tantas se erigen prefiero que no esté la mía.

¿Por qué?

Por esto mismo que tú me preguntabas. Prefiero que mis contemporáneos me pregunten por qué no me levantan una estatua, a que la posteridad se pregunte por qué me la levantaron.

Y D O M I N G O

Las mujeres toman la forma del sueño que las contiene. JUAN JOSÉ ARREOLA

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