El observatorio del Nazas colabora con la NASA en el monitoreo de la colisión entre el Deep Impact y el Tempel 1.
EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- El Observatorio del Nazas será uno de los dos telescopios de México elegidos por la NASA, para seguir el proceso de colisión del Deep Impact con el Tempel 1 el próximo cuatro de julio.
Desde febrero pasado, este observatorio enclavado en Monterreycillo, Durango ha colaborado con el proyecto Small Telescope Science Program, con el monitoreo terrestre del comportamiento del cometa.
Según informa Maribel Cortez Sosa, encargada del observatorio, éste permanecerá abierto en horario extraordinario los días cuatro, cinco, seis y siete de julio, de 7:00 a 12:00 de la noche, en un afán porque los laguneros puedan apreciar a través del potente telescopio el inigualable espectáculo de juegos pirotécnicos que derivará del impacto.
Pero, recomienda a quienes visiten el lugar que una vez que lleguen, mantengan las luces del coche en cuartos, pues la luz podría afectar gravemente la investigación que realizarán para la NASA.
Para explicar el proceso del impacto y aclarar algunas dudas al respecto, este martes la Sociedad Astronómica de La Laguna ofrecerá la conferencia Proyecto Deep Impact en Cuenta Regresiva, en las instalaciones del Centro Cultural Pablo C. Moreno.
Manuel Eduardo Hernández Carrillo será el encargado de impartir la plática, en punto de las 9:00 de la noche, con entrada libre al público en general.
PASO A PASO
El 14 de enero de 2005, la NASA lanzó su sonda Deep Impact (Impacto Profundo en español), con la finalidad de estudiar por fuera y por dentro el Tempel 1 mediante un impactor, es decir, una pequeña sonda que se estrellará en el cometa a diez kilómetros por segundo.
Si todo va de acuerdo al plan, a la 1:00 de la madrugada del cuatro de julio el dispositivo se impactará de frente con el cometa Tempel 1, lo que será sin duda un tipo de fuegos artificiales nunca antes visto por la humanidad.
Esta misión en realidad se trata de dos naves acopladas que tendrán trabajos diferentes. Después de viajar juntas por millones de kilómetros, 24 horas antes del impacto se separarán, una seguirá de frente en rumbo de colisión con el cometa y la otra realizará maniobras evasivas para no chocar con el Tempel 1 y poder ver el espectáculo a una distancia segura de 500 kilómetros.
La sonda principal lleva acopladas cámaras de alta resolución que le permitirán fotografiar detalles de apenas 20 centímetros sobre la superficie del cometa, al igual que cámaras de campo amplio para ver todo el impacto cinco minutos antes y 13 minutos después. Luego, los telescopios terrestres tendrán que monitorear el cometa para ver qué cambios ocurrieron.
El objetivo principal de la misión Deep Impact es sacar material bajo la superficie del cometa y averiguar la verdadera estructura interna de estos objetos. Y aunque a ciencia cierta no se sabe qué es lo que pasará durante el impacto, existen por lo menos tres escenarios básicos de lo que puede ocurrir.
El primero es que el cometa sea relativamente débil, donde la formación del cráter estará regida principalmente por la gravedad del objeto haciendo caer la mayor parte del material expedido formando salpicaduras muy largas a las afueras del cráter, si éste fuera el escenario tendría unos 200 metros de diámetro y unos 50 metros de profundidad. De otra forma, si fuera duro cambiaría totalmente las cosas haciendo un cráter de unos diez metros y levantaría muy poco material. Por último, si el material fuera demasiado poroso sería como una posta entrando dentro de una pared de unicel, prácticamente no desprendería material.
La mayoría de los científicos opinan que el primer escenario va a ocurrir y los menos optimistas dicen que 100 metros y 30 de profundidad serían algo muy bueno. Lo importante es que cualquier sea el caso se obtendrán datos muy importantes acerca de los cometas, aunque hay que aceptar que todos esperan el gran espectáculo de juegos pirotécnicos.
Lo más interesante para todos es que este cometa normalmente sólo es visible con telescopios superiores a los 25 centímetros de diámetro, se cree que después del impacto éste llegará a ser fácilmente visible con binoculares, o incluso a simple vista unas horas o quizás unos pocos días después del impacto.
¿Qué es un cometa?
Un cometa es una enorme bola de nieve sucia que va desde un kilómetro hasta los 40 kilómetros, como fue el Hale-Bopp que maravilló toda la primavera de 1996.
Estos objetos tienen órbitas muy alargadas que los llevan muy lejos del Sol, la mayoría de ellos más lejos que Plutón, o tan cerca del Sol como la órbita de Mercurio, tanto que algunas veces ?caen? en la superficie del Sol o son desintegrados por su proximidad al astro rey.
Cuando estos objetos están lejos del Sol son igual que asteroides, objetos opacos que sólo reflejan parte de la luz que reciben, sin embargo, cuando se acercan al Sol, éste evapora todos los gases congelados en su superficie liberando también el polvo, generando una envoltura difusa de miles de kilómetros (coma), y que también se alarga y se llega e extender por millones de kilómetros (cola).
Lo que no se conoce a ciencia cierta es qué hay dentro de un cometa, todo lo que se sabe de su composición es por la evaporación de los componentes de la superficie que se pueden medir e identificar. Y esa es, precisamente, la misión del Deep Impact.
Dispositivo inteligente
El Deep Impact se compone de dos naves que tendrán trabajos diferentes.
-El impactor es un cono de cobre de 113 kilógramos de peso y un metro de diámetro, diseñado especialmente para excavar dentro del cometa.
-Además, este cono lleva incorporado un sensor especialmente diseñado para buscar su objetivo.
-El cobre fue el elemento seleccionado para su fabricación, ya que se sabe que no existe naturalmente en los cometas, por lo que cuando estalle se podrá distinguir qué partículas son del impactor y no del cometa.
-La fuerza cinética (movimiento) con la que impactará será similar a explotar cinco toneladas de TNT en la Tierra.
-Aunque esto no es ni una millonésima parte de la energía provocada cuando el cometa Shomaker-Levy 9 se estrelló contra Júpiter en 1994.
FUENTE: Observatorio del Nazas