EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Mitin de discordia/Jaque Mate

Sergio Sarmiento

Los mayores conflictos no son los que

tienen lugar entre dos personas sino

dentro de uno mismo”. Garth Brooks

Para empezar, la celebración del dos de julio es un error histórico. Si lo que se festeja realmente es el triunfo de la democracia en nuestro país, esa fecha no es tan significativa. Es verdad que ese día se realizó una elección presidencial en la que triunfó un candidato de oposición. Pero hay razones para pensar que en el pasado ha habido otros triunfos de candidatos de la oposición en elecciones presidenciales. La diferencia es que esas victorias no fueron reconocidas por el sistema político.

En ese sentido la fecha que realmente sería significativa en el calendario histórico es el primero de diciembre. Fue ese día del año 2000 cuando por primera vez en nuestro país ocurrió la prueba de fuego de la democracia: la entrega pacífica del poder a un Gobierno surgido de las filas de la oposición. ¿Por qué celebrar el dos de julio y no el primero de diciembre? Porque de esa manera el presidente Fox puede aparentar que todo el mérito de la alternancia es suyo y que Ernesto Zedillo, un presidente priista, no tuvo nada que ver con el asunto.

Aun así, reconozco que hay razones para el festejo de Fox. No sólo es el día en que ganó la elección y el triunfo se reconoció públicamente, sino que fue la noche en que la gente reunida en torno al Ángel de la Independencia le gritó “no nos falles”. Es también el cumpleaños del presidente y, cómo olvidar, su aniversario de boda. Entiendo que es un día en que el presidente pueda querer celebrar.

Pero una cosa es un festejo privado o con los íntimos y otra muy distinta una concentración política. El problema es que ésta tendría lugar un día antes de las elecciones del Estado de México y de Nayarit.

Tiene razón la oposición cuando cuestiona esta celebración. Ciertamente no se trata de un acto republicano que enfatice el estado de democracia en que hoy vive nuestro país. Por el contrario se trata de un gesto autoritario que recuerda los abusos políticos de la Presidencia en el viejo régimen.

Si en México no hubiera restricciones a las campañas en los días previos a la elección, quizá esta violación a la ética política no sería tan grave. En algunos países del mundo, como Estados Unidos, los candidatos siguen haciendo campaña hasta un día antes de la votación y no es infrecuente que el mismo día del sufragio hagan llamados a los electores para votar por ellos. Pero en México se impone una “pausa de reflexión” en los días previos a una votación. Por eso es tan irritante que el presidente quiera aprovechar esa pausa para lanzar a la nación el mensaje de que él y su partido son la encarnación de la democracia en el país.

Ayer un irritado Rubén Aguilar, portavoz de la Presidencia de la República, respondió a los reporteros en su conferencia de prensa mañanera que de ninguna manera se daría marcha atrás en la decisión de llevar a cabo ese mitin político un día antes de las elecciones.

Aguilar tendrá sus razones para ser tan tajante. Pero éste no es un Gobierno que se haya caracterizado por mantener sus posiciones. Recordemos que en 2003 el presidente se negaba a interrumpir la difusión de obra pública, pero finalmente se vio obligado a hacerlo por la presión del IFE y de los partidos de oposición.

Este mismo 2005 Fox dijo en innumerables ocasiones que el juicio por desacato de Andrés Manuel López Obrador no era cosa de la Presidencia y por lo tanto no lo podía detener, sólo para hacer después exactamente lo que dijo que no podía hacer. No sería inusitado que el presidente hiciera quedar mal una vez más a su vocero.

Pero lo que realmente preocupa es la falta de sensibilidad política de un Gobierno que se precia de ser el primero realmente democrático de nuestro país. Esta celebración del dos de julio, que nunca antes se consideró necesaria, parece una forma de generar irritación política de manera gratuita. En lugar de apostar al conflicto por causas nobles -como lo ha hecho el presidente, por ejemplo, al buscar las reformas estructurales que tanto necesita el país- lo hace en este caso por el aparente objetivo perverso de favorecer a un candidato de su partido en una elección.

Espero que el portavoz Aguilar esté equivocado y el Gobierno termine por echarse para atrás en este caso como tantas veces lo ha hecho en el pasado. Espero que el presidente Fox se dé cuenta que está generando un conflicto político por una causa que no vale la pena.

SARTORI

Es de celebrar la elección de Giovanni Sartori como ganador del Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales. Sartori no es solamente uno de los grandes teóricos contemporáneos de la democracia y un crítico perspicaz de la cultura de la televisión, sino un hombre valiente que se opuso al encumbramiento de Silvio Berlusconi en Italia. Además, tiene un maravilloso sentido del humor.

Leer más de EDITORIAL / Siglo plus

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 153206

elsiglo.mx