Lo que nos faltaba en México: el acaparamiento de conciencias y la adjudicación de votantes.
Si de por sí ya el monopolio de cualquier tipo de bienes es un lastre en nuestro país, el caso de las bebidas de moderación o las dos marcas en disputa de los refrescos de cola o por qué no, las retóricas cadenas televisivas y otras marcas de productos que se ostentan como jefes en determinados rubros, el Gobierno con la CFE y Pemex, dos paraestatales monopólicas que aún existen, ya que los mismos monopolios políticos engulleron el caso de Teléfonos de México, Conasupo por citar a dos.
Sin embargo, a nivel mundial hay monopolios a los que la misma humanidad está atada, enajenada y hasta fanatizada como el caso de la FIFA, donde hasta los equipos llaneros están incorporados (afiliados).
Pero más allá de que los empresarios, los promotores de la mercadotecnia ganen terreno en ventas y acaparamientos de conciencia y penetren en los hogares de México, los grupos en el poder ostentan una empresa dominadora, arrasadora y llena de falacias triviales, este monopolio es la casta política.
Para dominar los más de cien millones de mexicanos bastan unos cuantos tipos, sólo que estos personajes tienen un engrane escatológico, sin seguir una opinión consensualmente concebida, sólo su verdad cuenta y ellos tienen la absolutez en todo, su universo no es cuestionado y no aceptan una pizca de desafío.
Estos monopolios políticos no están solos, tienen factorías que los proveen de militantes, esta ayuda y apoyos la establece el sindicalismo corporativista que aún existe, con líderes que son capaces de poner la comida masticada en el plato del jefe en turno con la decadencia concebida del servilismo galopante que da el poder tutelado de los monopolios políticos.
Ahora sucede que en México no hay otros personajes en la política mas que los mismos, en el PRD sólo son dos: Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador; en el PRI: Roberto Madrazo y dos más, en el PAN: Santiago Creel, Francisco Barrio, Felipe Calderón y otro colado por ahí. En los demás partidos los mismos de siempre, el niño bobo del Verde Ecologista y por otro lado Castañeda y el doctor Simi; con los líderes pasa lo mismo se entronizan y son inamovibles: “La Güera” Rodríguez Alcaine, Carlos Romero Deschamps, Joel Ayala, Francisco Hernández Juárez, Elba Esther Gordillo, Heladio Ramírez, etc., líderes entreguistas de la clase obrera, verdaderos gángsters al servicio del Estado, formando un monopolio corporativista.
Si nos acercamos al hervidero que se da en Coahuila para elegir gobernador, diputados y ayuntamientos son al igual que en el panorama nacional, los mismos personajes, los que en el mayor de los casos de nada sirvieron en el puesto público en que supuestamente trabajaron.
Pero la verdad es que la mayoría nada más cobró y algunos robaron a manos llenas. Y es aquí donde los ciudadanos sólo somos invitados al festín de las hienas como mudos y ciegos testigos para depositar nuestro sufragio, con muy poco acceso a la información (para esto hay que tener Internet o pedirla por correo, etc.); total la única y valedera opinión es la emitida por la clase política enceguecida con las superiores e extrañas intenciones de empujar la más funesta perversión y de enredar la vida política nacional de un modo jamás antes visto, despeñándola en un callejón tenebroso del cual ni el más pintado logra ver la salida.
Los monopolios políticos nos quieren ver como mentecatos y ellos dar las declaraciones asumiendo pobres compromisos en un imperfecto estado de excepción sólo para el pueblo, ellos (la clase política) viviendo en un hermoso limbo de utopías.
Estos monopolios políticos son los mismos que ahora en plena campaña nos miran con ojos aborregados a medio morir de Torquemada (Antonio, el inquisidor), los que hablan de sublimes parábolas, los nacionalistas que nos dicen -honrad a la patria, que la patria os contempla- con música cumbanchera en los tinglados callejeros y ante los pobres e ignorantes acarreados sólo recurren a la rebuscada retórica decadente sacada del sótano de su maquiavélica mente.
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