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CARACAS, VEN.- Es uno de los complejos urbanos en barro más importantes de la cuenca del Caribe. En diciembre de 1993, Santa Ana de Coro y La Vela, su puerto (en el Estado Falcón, Venezuela), merecieron la distinción de Patrimonio Cultural de la Humanidad, como reconocimiento a su valor histórico, cultural y arquitectónico.
En Santa Ana de Coro (capital del Estado Falcón, en Venezuela), el Otoño es una certeza permanente así el calor del Verano convoque la intensidad de su eternidad. Del Otoño habla el color de su arquitectura de barro y la fuerza de un paisaje que no deja a nadie indiferente.
Coro es una sensación; un sobresalto en su amanecer y en lo telúrico que se desborda en un atardecer sin prisas en La Vela, su puerto, espacio de costumbres marineras y de legados antiguos donde manda el lenguaje del mar.
La ciudad de Coro se encuentra al occidente de Venezuela. Al norte y al este limita con el mar Caribe; al sur con el Estado Lara; al sur-este con el Estado Yaracuy y al oeste con el Estado Zulia. El mar y la tierra rodean su territorio en el cual se sitúa el emblemático Cerro Santa Ana, de 830 metros de altura e integrado por tres picos: Buena Vista, Santa Ana y Moruy, el más alto.
Patrimonio de la Humanidad
El nueve de diciembre de 1993, la Unesco declaró a la ciudad de Coro y a su puerto, La Vela, como Patrimonio Cultural de la Humanidad, en reconocimiento ?a su valor histórico, cultural y arquitectónico?.
Desde el Instituto del Patrimonio Cultural de Venezuela explican que ?Coro es la ciudad de barro más importante de Venezuela, y una de las más valiosas en la cuenca caribeña?.
Este protagonismo se lo concede el hecho de ofrecer las diferentes modalidades constructivas en barro: bahareque, adobe y tapia, además de mostrar ?un fuerte sustrato constructivo mudéjar así como la convergencia de la tradición constructiva aborigen y el sabor hispano?. En la ciudad se construyeron obras protagónicas en la historia de la arquitectura popular del Caribe e hispanoamericana.
De acuerdo con el Instituto del Patrimonio Cultural, desde la segunda mitad del siglo XII fue determinante la influencia arquitectónica holandesa, ?a través de las vecinas islas de Curazao y Aruba, en un capítulo único e irrepetible de la arquitectura hispánica de todos los tiempos?.
Las edificaciones de Coro responden al esquema de una planta erigida en barro, ?de dos o tres cuartos, zaguán y corredor al patio?. Este modelo se estableció en el siglo XVI y se mantiene hasta la actualidad.
En el Puerto de la Vela
En el caso de La Vela, como puerto de la ciudad de Coro, mantiene una historia arquitectónica común. De hecho, destacan en el IPC, entre los pequeños puertos venezolanos, es el ejemplo de conjunto urbano mejor conservado y su trazado permanece inalterable desde el siglo XVIII.
?La Vela de Coro ofrece el más completo repertorio de elementos de influencia holandesa en el área inmediata a Coro; contiene un invalorable conjunto arquitectónico doméstico hecho en barro (bahareque y adobe) que singulariza y prolonga junto al mar el carácter de la ciudad de Coro?.
La iglesia de las iglesias
En Coro se sitúa el conjunto de iglesias coloniales más numeroso del país. Su Catedral fue la sede del primer obispado creado en América del Sur y el Instituto del Patrimonio Cultural la define como un edificio ?que recoge en sí todas las iglesias de la Venezuela hispano-provincial?.
Hay otros templos igual de importantes como las iglesias de San Nicolás, San Gabriel y San Clemente o la iglesia y convento de San Francisco, uno de los tres conjuntos conventuales completos que se conservan en el país.
La iglesia de San Clemente tiene su origen en el año 1538 y en su pared lateral derecha está situada la placa de mármol donde se recoge la decisión de la Unesco de declarar a Coro y La Vela, Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Al lado de la iglesia San Francisco se sitúa el Museo Diocesano de Coro, el cual reúne una impresionante muestra de arte religioso en oro y en plata. Entre otras piezas de valor destaca una estatua de San Pedro de ocho siglos de antigüedad, además de reliquias indígenas.
Casas de tradición
Santa Ana de Coro fue fundada por Juan de Ampíes en 1527. Es la ciudad más antigua de Venezuela y de este pasado glorioso hablan sus calles, sus casonas o la memoria colectiva.
De sus casonas, citar la Casa del Tesoro, ubicada en la calle Zamora. Fue construida en 1770 por Andrés Talavera y responde a la estructura típica del pabellón de tres cuartos y zaguán.
La Casa de las Ventanas de Hierro es de 1765 y su nombre deriva del hecho de exhibir unas imponentes rejas metálicas que fueron importadas desde Santo Domingo, cuando el hierro era un material de lujo y Venezuela sólo producía maderas.
El Balcón de los Arcaya es la casona/sede, en la actualidad, del Museo de Cerámica y Loza Popular, fundado por el arqueólogo J.M. Cruxent.
La Casa del Sol, en la calle Federación, le debe su nombre al Sol ubicado en la parte superior de su puerta. Fue construida en el siglo XVII y es una de las casas coloniales más antiguas de Coro.
El Balcón de Bolívar, en el paseo Talavera con calle Hernández, recuerda el paso del Libertador de América por la ciudad de Coro. El 23 de diciembre de 1826 Bolívar descansó en esta casa, confiscada por las fuerzas patriotas en 1824 durante la Guerra de la Independencia y convertida en cuartel.
Desde su balcón, decretado Monumento Nacional el 22 de marzo de 1966, Bolívar saludó al pueblo que se acercó a verlo. En la actualidad, alberga los espacios del Museo de Arte de Coro.
La plaza Manaure, entre calles Zamora y Falcón, está dedicada al cacique Manaure, de quien se afirma: ?Jamás empeñó palabra que no cumpliera?. En la plaza se le representa recibiendo a Juan de Ampíes con la mano extendida, en un gesto simbólico de hospitalidad.
El cementerio judío
Situado en la calle Zamora de Coro, es posible conocer el cementerio judío más antiguo de América. Cabe documentar la historia y contar que los judíos llegaron a Coro, procedentes de Curazao, a comienzos del siglo XIX.
El Cementerio Judío de Coro fue creado en 1832 por Joseph Curiel, al morir su pequeña hija de ocho años. Es en ese momento cuando los judíos de la ciudad se plantean la necesidad de tener un sitio para enterrar a sus seres queridos.
Isidoro Aizenberg, autor del texto Comunidad Judía de Coro (1824-1900), una Historia, explica que durante la segunda mitad del siglo XIX, funcionó en la calle Talavera la sala de oración judío-sefardí de Coro, la primera comunidad judía establecida en Hispanoamérica.
Los médanos, patrimonio natural
Coro es de la historia, de la tierra, del mar y de la arena. De la arena hablan sus médanos, impresionante paisaje desértico, único en su tipo en Venezuela, declarado parque nacional el seis de febrero de 1974.
Con una extensión de 91.280 hectáreas, los médanos, también conocidos como ?arenas nómadas?, se formaron por la acción constante de los vientos alisios que soplan de este a oeste.
El Jardín Xerófito Dr. León Croizat, en la avenida intercomunal Coro-La Vela, reúne una muestra representativa de vegetación adaptada a los rigores del desierto y a otro tipo de especies.
Coro y La Vela expresan de este modo la diversidad paisajística, cultural e histórica de un país, siempre dispuesto a sorprender a quien lo recorre con los sentidos admirados.
A CAMINAR
También, los pueblitos venezolanos ofrecen variedad de arquitectura ecléctica.
-Conocer los monumentos de Coro es asomarse a una historia que reúne modalidades estilísticas ?tardo-renacentistas, barrocas, republicanas e históricas (desde el neogótico y neobarroco al eclecticismo de comienzos de siglo y neocolonial), aplicando un variado registro técnico que incluye no sólo todas las posibilidades del barro, sino la mampostería y el temprano empleo del cemento armado?.
-De la retícula libre de las ciudades andaluzas y canarias del siglo XV, adquiere Coro ?el trazado semiregular caracterizado por manzanas desiguales y calles que se cierran en uno o en sus dos extremos, determinando grandes salones abiertos al común?.
-El barro no es un ausente en la ciudad moderna. Es un material que se estudia y se emplea, buscando diversificar sus usos.
-Coro establece un diálogo con el barro pero también con su arraigada tradición culinaria y sus sabores distintos representados en platos como el talkarí de chivo, la nata, la arepa pelada y el dulce de leche de cabra.
-Esta diversidad también se hace presente en sus festividades, en las cuales conviven rasgos de las culturas india, europea y africana.
FUENTE: SUN-AEE