Autoridades investigan si el joven de 16 años se disparó por accidente.
Gómez Palacio, Dgo.- ?¿Qué hiciste Fernando??, gritó Ricardo al escucharse un balazo. José Francisco, hermano menor de Fernando salió a la calle y vio el cuerpo frente a su casa con un tiro en la cabeza y lleno de sangre. Ricardo avisó a los papas de la tragedia, luego subió a su auto y huyó, llevándose la pistola que acababa de mostrar a su amigo.
Fernando Martínez Andrade de 16 años, estudiante de la preparatoria nocturna Lázaro Cárdenas, murió de un balazo en la parte derecha de la cabeza, sin orificio de salida. El cráneo tiene visible el tatuaje de pólvora que deja un disparó a ?boca de jarro?.
Las primeras investigaciones de la Policía Ministerial se encaminan a esclarecer si Fernando se disparó por accidente, ya que hay indicios de que probablemente la víctima ignoraba que la pistola estaba cargada y se la colocó en la sien, jugueteando y luego la accionó.
Los hechos de sangre ocurrieron a las 23:00 horas, en la calle Guatemala, frente a los números 237 y 200, entre las calles Argentina y México, de la colonia Guadalupe Victoria, afuera de los domicilios del trailero José Francisco Martínez Rodríguez de 37 años, padre del finado.
Versiones de algunos testigos señalan que a la hora indicada arribó en su auto Chevy color guinda, Ricardo Castaño Morales de 25 años, alias ?El Pelón?, quien trabaja con su padre Mario Castaño, contratista, y vecino de la calle Lago de Chazaro 510 de la colonia Cinco de Mayo.
En su declaración, padre y hermano del finado señalan que conocen a ?El Pelón? porque pretende a una tía de Fernando y la noche del martes 17 de mayo, fue a buscarlo como todas las noches, para salir a dar la vuelta en el carro.
Después de escucharse el disparo, salieron José Francisco padre e hijo, ambos se contradicen sobre el paradero de la pistola, la cual al parecer es calibre 25 tipo revólver ya que no se recogió ningún casquillo de la escena del crimen.
Una gran mancha de sangre cubierta con arena, se percibe en la banqueta, junto a un cajete donde debería estar un árbol. Durante la tarde del martes, Fernando estuvo ayudando a un albañil a enjarrar con cemento la pared exterior, donde acabó muerto.
Agentes de la Policía Ministerial siguen con las investigaciones para localizar el paradero de Ricardo y conocer su versión sobre los hechos, además de aplicarle una prueba de radiosonato para conocer sí accionó o no la pistola recientemente.
Óscar Menchaca Lara, agente del Ministerio Público, tomó conocimiento del hecho violento y está en espera del dictamen de Servicios Periciales, para saber si Fernando presenta residuos de pólvora en su mano derecha, y confirmar o descartar la hipótesis del disparo accidental.
Tristeza en la calle.
En la calle Guatemala de la colonia Guadalupe Victoria, los lamentos y la tristeza se escuchaban y veían en el rostro de vecinos y familiares. En la finca marcada con el 237 estaban velando el cuerpo de Fernando Martínez Andrade de 16 años.
Sentados en la banqueta, en la cochera y dentro de la sala, los visitantes que acudían a dar el pésame se acercaban a ver el ataúd gris del joven estudiante, que según vecinos del lugar, no tenía vicios y era muy tranquilo.
Jovencitos con uniforme escolar, compañeros de José Francisco Martínez, hermano del finado, también permanecían afuera de la casa acompañando en su dolor al menor que vestía un suéter negro y permanecía serio.
Junto a la finca 237 está una casa a medio enjarrar con el número 200, a un costado, sobre la banqueta, la mancha de sangre derramada por Fernando luego de sufrir el disparo. Junto a la tristeza reina el desconcierto, las autoridades trabajan para esclarecer los hechos.
