Intentaba Marisela Carolina Aguilar López llegar a Sonora para ponerse a trabajar.
EL SIGLO DE TORREÓN
GOMEZ PALACIO, DGO.- El temor de ser descubierta en el retén militar, provocó un súbito infarto a joven hondureña que se había introducido ilegalmente al país, con la intención de llegar hasta Caborca, Sonora donde se pondría a trabajar. El miedo la invadió y murió ante la atónita mirada de los soldados que realizaban la revisión de documentos de los pasajeros del autobús donde viajaba.
El lamentable incidente ocurrió ayer a las 10:30 horas cuando el autobús marca Volvo de la línea Élite, modelo 2003, número económico 6164, placas 588HL-6, que salió el jueves a las 15:30 horas de Tulancingo, Hidalgo y se dirigía a Caborca, Sonora, se detuvo en el Precos de Bermejillo, ubicado en la carretera Gómez Palacio-Jiménez-Chihuahua, kilómetro 27+200.
A bordo del citado camión de pasajeros, viajaba Marisela Carolina Aguilar López, de 26 años de edad, oriunda de Honduras, cuya intención era llegar a Sonora donde ya la esperaban con un trabajo.
Cuando el autobús se detuvo para que pasaran los soldados encargados del retén instalado en el citado lugar con el objeto de detectar droga, armas de fuego o indocumentados, Marisela Carolina sintió que se le venía el mundo encima. A todos los pasajeros se les ordenó que descendieran y formaran una sola fila con el objeto de solicitar sus documentos y acreditar su nacionalidad.
Lo anterior hizo sudar a la joven centroamericana, quien comenzó a ponerse sumamente nerviosa a tal grado que le faltaba la respiración y de pronto, sufrió un desmayo cuando los militares se aproximaban a ella para pedir sus credenciales.
Todo fue muy rápido, de nada sirvió que los soldados se movilizaran para auxiliar a la mujer, ni que solicitaran la pronta presencia de la Cruz Roja, pues Marisela Carolina había muerto, víctima de un infarto, provocada por el miedo de ser descubierta y posteriormente deportada a su país de origen.
Aurelio Urbina Suárez, agente del Ministerio Público se constituyó en el sitio del infortunado acontecimiento para dar fe del cadáver y ordenar su traslado al anfiteatro para que se le practicara la necropsia de Ley.