Madrid, (EFE).- Más de medio millón de personas muere al año por problemas cardíacos y respiratorios a causa de los efectos nocivos de las partículas suspendidas en el aire contaminado, según estimaciones de lo científicos.
Un artículo que publica la revista científica "Science", destaca la necesidad de mejorar la comprensión y el estudio de las características particulares de las partículas tóxicas contenidas en el aire y su vinculación con los efectos nocivos para la salud.
Las partículas en suspensión en el aire proceden de gases de combustión de vehículos, chimeneas, quema de bosques, polvo de carreteras o emisiones volcánicas.
El autor del artículo, André Nel, de la Universidad de California, sugiere que una mayor investigación en este ámbito podría favorecer el desarrollo de estrategias que permitan identificar aquellos individuos susceptibles de padecer de forma más aguda los efectos de la contaminación.
Ello permitiría reducir la exposición de ese colectivo de personas más vulnerable a todas aquellas partículas suspendidas en el aire que dañan especialmente su salud.
El artículo recuerda que ciertos individuos son más propensos al desarrollo de enfermedades cardíacas y respiratorias como el asma, la inflamación de las vías respiratorias o alergias.
El tamaño de las partículas suspendidas en el aire, la superficie que ocupan y su composición química influirían en el riesgo de salud que puede suponer la contaminación para determinadas personas, según el experto, quien reitera la necesidad de ampliar la investigación.
Las partículas se clasifican en gruesas, finas y ultrafinas, dice el artículo "Contaminación del aire-Relación con la Enfermedad: Efectos de las partículas", cuyo autor agrega que los científicos necesitan determinar aún qué componentes químicos son los más importantes.