Se inicia la revuelta en el pabellón de detenidos considerados de buena conducta.
AP
BUENOS AIRES, Argentina.- Treinta y dos reclusos murieron ayer por la madrugada en un penal de la provincia de Buenos Aires, a causa de un incendio provocado por los mismos detenidos durante una reyerta entre presos, informó el ministro provincial de justicia Eduardo di Rocco.
Dijo que el penal de Magdalena, a unos 60 kilómetros al sur de Buenos Aires, fue ocupado durante varias horas por unos 60 reclusos que se amotinaron.
El motín se produjo cuando personal de la comisaría de la ciudad de Villa Gobernador Gálvez inspeccionaba los calabozos y encontró un boquete en construcción en el techo de una celda donde se encontraban alojados 36 detenidos.
Durante la ocupación de la cárcel, que tiene 16 pabellones y alberga más de mil detenidos, los reclusos provocaron incendios y destrozos en la cocina y los talleres del penal. Se rindieron después de una negociación con autoridades judiciales y penitenciarias.
Di Rocco informó en rueda de prensa que nueve personas resultaron heridas, entre ellas un jefe interno del penal, que fue hospitalizado en estado grave con una herida provocada por un fuerte golpe en la cabeza.
?La reyerta entre presos no causó muertos. Los 32 fallecidos murieron por inhalar monóxido de carbono, provocado por la quema de colchones y frazadas?, señaló el ministro.
Desmintió versiones previas de que el motín obedeció al reclamo de los presos de un mayor horario de visitas ayer domingo, con motivo del Día de la Madre.
Los amotinados sobrevivientes estaban siendo interrogados por funcionarios judiciales. El ministro se mostró sorprendido porque la revuelta se hubiese iniciado en un pabellón de detenidos considerados de buena conducta, que gozan de algunas franquicias negadas al resto de la población carcelaria.
La revuelta fue iniciada por unos 60 ocupantes de un pabellón, a quienes se sumaron después otros presos, cuando los amotinados abrieron los candados de sus celdas.
El incendio había sido sofocado por los bomberos por la mañana, pero buena parte del penal siguió en poder de los amotinados durante varias horas, Algunos de ellos fueron vistos en los techos en actitud desafiante.
Entretanto, unos 500 angustiados familiares de los presos, casi todas mujeres, se habían congregado ante el penal para exigir a gritos información sobre sus parientes, mientras insultaban a las autoridades carcelarias, acusándolas de maltratar a los reclusos. Cerca del mediodía las autoridades comenzaron a autorizar el ingreso a la cárcel de los familiares, divididos en pequeños grupos.
En abril pasado, una guerra entre bandas de presos causó 13 muertos y seis heridos graves en una cárcel de la provincia de Santa Fe y en febrero cinco presos y tres policías murieron durante una revuelta en una cárcel de Córdoba, en la que además hubo 60 heridos.
