Reportan más de medio millar de heridos, entre ellos 23 policías; las fuerzas antidisturbios intentaban trasladar a los refugiados a un campamento en otra zona de la capital.
El Cairo, (EFE).- Diez refugiados sudaneses, en su mayoría ancianos y niños, murieron hoy en un enfrentamiento con las fuerzas de seguridad egipcias que pretendían desalojarlos de una plaza de El Cairo, que cientos de refugiados ocupaban desde hacía tres meses.
El enfrentamiento, en el que mas de medio millar de personas resultaron heridas, entre ellas una veintena de policías, ocurrió la madrugada del viernes en el barrio céntrico de Mohandesin, cuando las fuerzas antidisturbios intentaban trasladar a los refugiados a un campamento en otra zona de la capital.
Los incidentes comenzaron hacia las 5.00 hora local (3.00 GMT) cuando fracasaron las negociaciones que las autoridades mantuvieron durante unas cuatro horas con representantes de los acampados que exigían ser trasladados a países occidentales, en especial Canadá o Estados Unidos.
Según testigos presenciales, los cerca de cuatro mil policías que acordonaron la plaza Mustafa Mahmud emplearon agua a presión y palos contra los refugiados después de que varios de éstos agredieran con piedras, botellas de vidrio y palos a los agentes.
El Ministerio de Interior egipcio confirmó, en un comunicado, la muerte de diez sudaneses, que atribuyó a una estampida, y aseguró que en los enfrentamientos decenas de refugiados, en su mayoría niños y ancianos, y 23 policías resultaron heridos.
Las autoridades afirman que la evacuación de estas personas, en su mayoría cristianos originarios del sur de Sudán, responde a una petición de la Alta Comisaría de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), cuya sede está en el mismo barrio.
La crisis se remonta a enero pasado, fecha en la que ACNUR decidió cerrar la mayoría de los expedientes y trabajar sólo con los casos urgentes después de que el Gobierno de Jartum y los rebeldes del sur de Sudán firmaran el acuerdo de paz que puso fin a 23 años de guerra civil en esa región.
A finales de septiembre, un grupo de manifestantes entregó un documento con 17 demandas, entre ellas la reapertura del expediente de 20.000 personas que pedían asilo, y emprendió la sentada frente al cuartel general de ACNUR en un parque frente a una importante mezquita en Mohandesin.
La presión de los acampados hizo que la agencia interrumpiese definitivamente todos los trámites para la concesión del estatuto de refugiado a los ciudadanos sudaneses.
Después de que hace un mes las autoridades advirtieran a los sudaneses que serán desalojados por la fuerza si no se retiraban del lugar, miles de policías acordonaron poco después de la medianoche el parque donde instalaban sus tiendas de campaña.
"Después de cuatro horas de negociaciones sin éxito con sus representantes, numerosos (de los refugiados) comenzaron a arrojar piedras, botellas y pequeñas bombonas de gas contra las fuerzas, lo que causó heridas a tres oficiales y 20 soldados", afirma el comunicado oficial.
Esta situación "ocasionó un estado de anarquía y una estampida que causó heridas a unos 30 (refugiados), en su mayoría ancianos y niños, que fueron trasladados a un hospital, donde murieron diez de ellos", agregó.
El resto de los refugiados fueron trasladados a un campamento establecido por las autoridades en un lugar de El Cairo hasta el momento desconocido.
Según los testigos, decenas de autobuses acudieron esta mañana a la plaza Mustafa Mahmud y trasladaron a los refugiados con sus familias.
Fuentes diplomáticas sudanesas consideraron "normal" el hecho de que las autoridades egipcias "intenten imponer el orden en su territorio", y recordaron que los refugiados habían rechazado varias propuestas tanto de El Cairo, Jartum y de la ACNUR.
Esta agencia internacional anunció hace una semana haber llegado a un acuerdo con los líderes de los refugiados, según el cual proponía el pago durante un mes del alquiler de una vivienda para cada uno de ellos, lo que fue rechazado por los acampados.
Fuentes de la Organización Egipcia de Derechos Humanos (OEDH) criticaron duramente "el uso de la fuerza" para desalojar a los refugiados, y uno de sus miembros, Nigad al Buraí, calificó lo sucedido como "un crimen".