Reuters
CANNES, Francia.- Un valiente drama chino que compite en el Festival de Cine de Cannes explora el choque de generaciones y la sombría vida en una remota área industrial donde millones de familias fueron trasladadas forzosamente en los años 60.
El director de Shanghai Dreams, Wang Xiaoshuai, ha visto como sus películas eran censuradas en el pasado por las autoridades, por lo que cuando el organismo estatal cinematográfico le permitió grabar libremente la película, enmarcó la carta de la autorización y la colocó en un lugar visible de su casa.
A pesar de que no es una película abiertamente política, su retrato de la vida en la provincia de Guizhou en los años 80 es poco halagador, presentando el transcurrir diario en las fábricas y terminando con la ejecución de varios hombres condenados por violación y asesinato.
?Siempre me he sentido muy solo hasta el año pasado, cuando el organismo estatal de cine tuvo un encuentro?, dijo Wang a los periodistas el martes, después de que la película fuese presentada en Cannes. ?Se decidió que no sólo no harían comentarios sobre cómo había sido filmada la película, sino que también nosotros podíamos hacer exactamente lo que queríamos. Tenía un permiso oficial y esto es algo que tengo colgado en mi pared?, añadió.
El cineasta de 38 años, considerado uno de los más importantes de lo que se conoce como ?sexta generación? de directores chinos, basó ?Shanghai Dreams? en su propia experiencia.
Como Wu Qinghong, protagonista de la película, los padres de Wang se trasladaron desde Shangai hasta una provincia después de que la fábrica en la que trabaja su madre fuese reubicada.
Las industrias que eran consideradas de una importancia estratégica ante un conflicto potencial con la Unión Soviética fueron trasladadas hacia el interior para formar una ?tercera línea de defensa?.
Los niños de las familias trasladadas hicieron amigos y echaron raíces en sus nuevos hogares, enfrentándose a sus padres cuando estos decidieron volver a Shangai, como ocurre en la película.
