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MÉXICO, DF.- El amor es un sentimiento que da sentido a la vida de muchas personas. Pero, cuando es desgraciado también mata. He aquí cinco casos que en su momento acontecieron en la realidad.
Sin embargo, gracias al genio literario de Goethe, Shakespeare, Tolstoi y Flaubert, esos desdichados personajes se convirtieron en iconos de amores trágicos.
SIN CORRESPONDENCIA
Werther es un personaje basado en la novela juvenil del genial escritor alemán Johan Wolfgang von Goethe (1749-1832), Las Cuitas del Joven Werther (Die Leiden des Jungen Werthes), escrita en 1774.
El joven pintor Werther llega a una ciudad y se enamora de Carlota, Lotte, la novia y después esposa de su mejor amigo. Ella cuidaba a los nueve hermanos pequeños que había dejado su madre al morir.
Al principio el trato es amistoso y lleno de simpatía recíproca. Pero, cuando el enamorado le manifiesta su amor, ella lo rechaza y le ordena que se aleje. Dolido por la imposibilidad de alcanzar el amor de la joven, él prefiere morir: pretexta un viaje, pide prestada al marido de Lotte su pistola para protegerse de los peligros del camino y manda a un criado a recogerla. Carlota la entrega. Después, Wether se da con el arma un tiro y muere.
La novela tuvo tanto impacto que por toda Alemania los jóvenes comenzaron a imitar el estilo de vestir de Werther: botas begras y altas, pantalón amarillo y frac azul. Tampoco faltaron los que, después de una desilusión amorosa y como el veinteañero protagonista de la novela, optaron darse muerte por propia mano.
LOS CELOS, EL VENENO MORTAL
También inspirado en una leyenda italiana, centrada en el ámbito del esplendor de Venecia, Shakespeare urdió esta tragedia, en la que la envidia y los celos son los verdaderos protagonistas.
El alférez veneciano Yago odia al general negro Otelo por haber otorgado el puesto de lugarteniente a Casio en vez de a él. Por lo que juró vengarse de ambos. Para ello, se valió del matrimonio de Otelo con la bella Desdémona, hija de un prominente senador.
Allí no para la intriga: a instancias de su esposo, Emilia consigue un pañuelo de la esposa del general. Cuando éste le pregunta por el paradero del pañuelo, ella no le dice que lo ha perdido.
Al final, enloquecido por los celos, Otelo estrangula a Desdémona en el lecho conyugal. Unas cartas, halladas en el cuerpo de Rodrigo se hallan en las que se explica toda la verdad. Desesperado, Otelo se quita la vida y muere en el mismo lecho donde yace el cuerpo sin vida de su inocente esposa.
EL HASTÍO DE UNA DAMA DE SOCIEDAD
El conde ruso Nicolás Tolstoi (1828-1910) tenía ideas liberales y no veía con buenos ojos lo que sucedía entre la llamada corte del zar.
Ana Karenina era la hermosa y fiel esposa de un alto funcionario del Gobierno del zar de Rusia en San Petersburgo. En un viaje por motivos familiares a Moscú, conoció al conde Wronsky. Ambos quedaron prendados el uno al otro, aunque ella no manifestó su interés.
Después de resolver sus asuntos, Ana se dispuso a regresar a San Petersburgo. Enterado de la próxima partida de la dama, el noble fue detrás de ella en el mismo tren, donde se encontraron y él le hizo su declaración de amor. Aunque Ana lo rechazó en un principio, él insistió y logró conquistarla.
La pasión desenfrenada de ambos no pasó inadvertida para la sociedad, aunque sí para el marido. Cuando ella quedó embarazada de Wronsky, éste le propuso un plan de fuga, pero ella lo rechazó. Meses después, Ana dio a luz a una hermosa niña. El parto puso en peligro la vida de Ana. En ese momento crítico, Ana confesó la verdad a su esposo y le pidió perdón.
Sin embargo, ella se recuperó milagrosamente y continuó su relación con el conde. Incluso, vivieron una temporada en Italia. Ella, entre tanto, tramitó su divorcio. En ese periodo de espera, poco a poco, el amor desenfrenado que Ana sentía por Wronsky se convirtió en una relación enfermiza, ya que a cada instante que él no se encontraba con ella, se lo imaginaba con otra mujer. La situación se agravó cuando el conde se alejó un tiempo para visitar a su madre enferma.
UN SENTIMIENTO PROVINCIANO
Aunque resultó absuelto, el escritor francés Gustave Flaubert (1821-1880) fue acusado a un tribunal por haber escrito una ?novela pornográfica?.
Cuando Madame Bovary apareció en 1857. ?Mi pobre Madame Bovary sufre y llora, en este momento, en 20 ciudades de Francia?, alegó el escritor en su defensa. Y no se equivocaba.
Charles Bovary, un médico, y la imaginativa Emma, una devoradora de novelas y otros escritos, contrajeron matrimonio en una ciudad de la provincia francesa. Si bien se amaban, la vida cotidiana se volvió monótona e insoportable para la esposa.
?¿Porqué me casé con Carlos y no con otro??, se preguntaba. Este amor insatisfecho la llevó al adulterio. Ni siquiera estos amores la satisfacieron. Harta de la incómoda situación, llegó al extremo de envenenarse y morir.
Tras descubrir las infidelidades de su esposa, gracias a sus cartas, muere de pena. La pequeña hija de ambos pasa a manos de una pariente empobrecida, para terminar como obrera en una fábrica.