El Consejo Fiqh de América del Norte dijo que quienes cometen actos terroristas en nombre del islam son "criminales, no 'mártires".
Estados Unidos, (AP).-Eruditos musulmanes estadounidenses que interpretan la ley religiosa para su comunidad condenaron el terrorismo contra los civiles, en un edicto emitido el jueves tras la ola de atentados en Gran Bretaña y otros países.
En el edicto, o fetua, el Consejo Fiqh de América del Norte dijo que quienes cometen actos terroristas en nombre del islam son "criminales, no 'mártires".
"Nada en el islam justifica el extremismo o el terrorismo", escribió el organismo de 18 miembros. "Atacar la vida y la propiedad de civiles por medio de ataques suicidas con bomba o por cualquier otro medio es 'haram', está prohibido".
Autoridades musulmanas de muchos países han emitido condenas similares en las últimas semanas, pero algunos admiten cierto tipo de violencia. Los dirigentes musulmanes británicos que condenaron los ataques del 7 de julio en Londres dijeron que los ataques suicidas podían justificarse si el blanco era una potencia de ocupación.
La fetua de Estados Unidos no se refirió en concreto a los ataques suicidas en medio de una guerra, pero declaró que los musulmanes no pueden brindar ayuda a quienes "participen en actos de terrorismo o violencia". Sostuvo además que los musulmanes tienen la obligación de ayudar a las fuerzas del orden a proteger a los civiles.
"Los musulmanes tienen el deber cívico y religioso de colaborar con las autoridades de las fuerzas del orden", dice el edicto.
El islam no posee una autoridad central, y el consejo cumple funciones de asesoramiento de los musulmanes de Estados Unidos, que suman unos 6 millones. Pero algunos se preguntan si sus declaraciones pueden disuadir a los extremistas.
Desde los ataques del 11 de septiembre del 2001, los dirigentes de las principales organizaciones musulmanas en Estados Unidos han multiplicado sus condenas al terrorismo, al que le niegan toda justificación religiosa. Las repitieron después de los atentados del 7 de julio en Londres y los ataques frustrados de dos semanas después.