EL SIGLO DE TORREÓN
SAN PEDRO, COAH.- Las nuevas políticas laborales adoptadas por un sinnúmero de empresas, tienden a prescindir de su personal mayor de 40 años de edad, sin tomar en cuenta la experiencia del trabajador que por 15 años o más estuvo desempeñando su puesto sin ningún error.
Manuel Alberto Ramírez pensaba que esto ocurría solamente en grandes consorcios y que a él nunca le iba a ocurrir. Pero le llegó su turno. La compañía en la que prestó sus servicios por casi 20 años fue adquirida por otros inversionistas que luego de hacer una evaluación, determinaron despedirlo por la sencilla razón de que rebasa ya los 40 años de vida.
El cese fue inmediato, de nada sirvieron los múltiples argumentos de que ni una sola vez dejó de asistir a sus labores, ni que fuera de los líderes en ventas del ramo automotriz que maneja la empresa. La decisión estaba dada. No había marcha atrás.
Con 47 años de edad, Manuel Alberto tuvo que empezar de cero y sin un centavo en la bolsa, pues, asesorado de un abogado laboralista, interpuso su demanda ante la Junta de Conciliación y Arbitraje, con el objeto de que su liquidación fuera la justa, pues sólo le ofrecieron ocho mil 500 pesos como indemnización.
Con una carrera de ingeniería automotriz trunca, el ahora ex agente de ventas de refacciones para vehículos con motor a gasolina, se las tuvo que ingeniar y luego de mucho pensarlo, decidió instalar un pequeño taller mecánico en su hogar.
?El trabajo escasea y si se tienen más de 40 años, en ningún lugar te dan cabida, pues las nuevas políticas empresariales así lo dictan. No fui el único despedido, hay otros cuatro compañeros más y el motivo fue el mismo. Ser mayores de 40 años?, dijo un tanto apesadumbrado Manuel Alberto.
Comenta que los cambios en la compañía donde estuvo trabajando por 19 años, se comenzaron a dar hace seis, cuando entraron los nuevos socios capitalistas y determinaron que una empresa ?fantasma? sería la encargada de pagar los salarios y comisiones.
Para ello, dijo, la razón social de la empresa principal cambió. A todos los vendedores de refacciones se les envió un comunicado en ese sentido y de que a partir de la fecha ya no estarían en la nómina de la compañía, pues otra pagaría las percepciones que se generaran.
Desde 1999, cada año nos obligaban a firmar la renuncia y se nos recontrataba en la misma empresa pero con otro nombre, pues con esta medida no hacíamos ni antigüedad ni creábamos derechos, además que para Hacienda se trataba de un nuevo establecimiento, dice.
Fue el pasado mes de marzo cuando sin previo aviso, lo visitó el supervisor de zona quien le notificó su despido, pues a los dueños de la compañía ya no les interesa contar con personal mayor de 40 años, motivo por el cual se le indicó que en la siguiente quincena recibiría su finiquito por sus servicios prestados.
?Sentí que el mundo se me vino encima -relata- y de momento no supe qué es lo que iba a hacer, pero un compadre me dijo que con los conocimientos que tenía en refacciones automotrices y las nociones de mecánica, podría empezar un negocio?.
UNA NUEVA OPORTUNIDAD
Para Manuel Alberto Ramírez, la vida aún no acaba. Con plenitud de sus facultades físicas y mentales, inicia una nueva etapa. Esta vez como su propio patrón, pues instaló en la cochera de su hogar un pequeño taller mecánico con el que puede mantener a su familia.
?Apenas estoy acreditando el negocio, pero ya tengo mis clientes que vienen para que les haga algún trabajo de afinación, cambio de balatas o de aceite. Si esto mejora podré contratar un ayudante pues a veces me llegan hasta cuatro vehículos en un día?, dice confiado.
Manuel Alberto asegura que el apoyo de su esposa ha sido crucial, pues cuando fue cesado pensó que se acababa el mundo para él, pero con el tiempo pudo reflexionar y lo que una vez le dijo su compadre, lo puso en práctica.
?No me quejo, tengo trabajo y a mi familia que es lo importante. La demanda sigue su curso pero no estoy esperanzado a ella. Tengo que seguir con mi vida y además cuento con conocimientos para no quedarme cruzado de brazos?, terminó diciendo.