Agencias
Nagasaki, Japón.- Un día como ayer nueve de agosto, hace 60 años, un destello cegador anunciaba a los habitantes de Nagasaki que habían sido elegidos como campo de pruebas de la nueva tecnología nuclear.
Las campanas recordaban el momento exacto en el que un avión norteamericano lanzó la segunda bomba atómica contra Japón. Seis mil personas, entre ellas muchos sobrevivientes de aquel fatídico día, se congregaban en la llamada ?Plaza de la Paz?, el lugar donde estallaba la bomba ?Fat man?, que en cuestión de segundos redujo a cenizas el centro de Nagasaki.
Emocionados, guardaban un minuto de silencio por las 74 mil personas que perdieron la vida casi al instante y las 63 mil que murieron en años posteriores como consecuencia de las radiaciones. En la ceremonia se ha hecho una ofrenda de agua fresca en honor a quienes suplicaban agonizantes por un poco de agua.
?Vi cuerpos carbonizados, no se podía distinguir la espalda del pecho. El bosque estaba lleno de cadáveres?, recuerda uno de los sobrevivientes.
Sesenta años después los habitantes de Nagasaki se siguen preguntando por qué Estados Unidos lanzó una segunda bomba, esta vez enriquecida con plutonio, después que tan sólo tres días antes había arrasado Hiroshima y Japón estaba a punto de capitular.
?A los ciudadanos de Estados Unidos les decimos que entendemos su ira por los atentados del 11 de septiembre. Pero acaso garantizan su seguridad las políticas de su Gobierno de mantener diez mil armas nucleares, de llevar a cabo pruebas atómicas subterráneas y de pretender desarrollar minibombas nucleares??, sentenciaba el edil japonés.
El alcalde de Nagasaki volvía a hacer un llamamiento por un mundo en paz y sin armas nucleares.